Anastasia Dunne nunca le había hecho falta nada, siempre había sido una niña que destacaba por su belleza y su hermosa sonrisa. Lamentablemente no por tener buen apellido y una gran familia, significaba que no sufría: "El dinero no te libra de un da...
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Anastasia se encontraba sentada en el escritorio de su habitación con muchas hojas alrededor de ella. Estaba acomodando el orden de su historia, sí, su historia... el cuaderno de Ania estaba lleno y tenía que conseguir más para seguir escribiendo.
Su historia ya llevaba una colocación, desde sus horrendos días en Nueva York hasta la fiesta con la tía Jo. Estaba tan orgullosa de todo lo que contaba y sorprendida de lo que llevaba, también había escrito sobre Anne, Diana, Cole y hasta Gilbert aparecía ahí...
Se sentían tan tranquila y feliz con lo que mostraba que nadie podría quitarle la inspiración, hasta ella misma estaba sorprendida de todas las hojas que ocupan el espacio en su habitación.
Anastasia estaba asustada, aunque ella deseaba contar su historia tenía miedo de la crítica. "Tal vez publicarlo anónimamente sea la opción", pensó la joven por un momento, pero sacudió su cabeza retirando esos malos pensamientos.
-Ashley Brooke muestra su nombre con orgullo y yo haré lo mismo -Dijo la rubia recordando a la mujer que la inspira
Anastasia giró su cuerpo hacia su cama, ahí estaba extendido el libro de Ashley... lo tomó con delicadeza y leyó la dedicatoria.
"Para mis padres, los que siempre estuvieron apoyándome a pesar de mis locuras..."
"Para Muriel Stacy, que me enseñó amar otra parte de mi"
"Para mis hijos; Draco y Astoria, por ser mis inspiración"
"Para el amor de mi vida, que siempre fue mi espacio en blanco para expresarme..."
Anastasia suspiró y siguió con el prólogo, "libertad" era lo primero que se leía en las páginas. Eso era lo que la rubia necesitaba, ser libre...
"Aunque nos duela tanto. Aunque nos deje sin dormir. Aunque nos aplaste el pecho. Somos libres de inventarnos a nosotros mismos. Somos libres de ser lo que se nos ocurra ser... Somos libre de expresarnos y somos libres hasta morir"
La rubia terminó de leer y volvió a sonreír, ella está siendo libre y más feliz que nunca. Tomó su bolígrafo y siguió con su escritura, la pluma sobre el papel era lo único que se escuchaba en la habitación, estaba inspirada... su vida y Ashley Brooke la inspiraban y eso la hacía muy feliz.
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Días después
Gilbert Blythe estaba en la casa Dunne a un lado de Andrómeda, el azabache había aceptado la propuesta de Ania para estudiar en la biblioteca.
Era temprano, la chica todavía no despertaba. Pero Albus y Andrómeda había recibido a Gilbert horas antes de empezar las clases.
La mujer llegó con un vaso de agua y lo extendió en el escritorio donde estaba Gilbert, cuidando que no se derramara en todos los libros que tenía a su alrededor.
