Anastasia Dunne nunca le había hecho falta nada, siempre había sido una niña que destacaba por su belleza y su hermosa sonrisa. Lamentablemente no por tener buen apellido y una gran familia, significaba que no sufría: "El dinero no te libra de un da...
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Anastasia caminaba hacia la escuela sola, aún seguía asimilando que su hermano se iría y realmente le dolía. Ella lo necesitaba, siempre han sido Aidan y Anastasia, no podía terminar de aceptar que ya no lo tendría.
-Estaba tan feliz con Jo y luego esto... -dijo mientras pateaba una roca
-¿Ania? -dijeron a sus espaldas
La chica soltó un gritito del susto y giró sobre sus talones con la mano en el pecho, uno de sus libros cayó al suelo, era el de Ashley Brooke. Sacó el aire al encontrarse con Gilbert, el joven se acercó y tomó el libro.
-¿Estás bien? -Preguntó el muchacho extendiéndole el libro
"No, no estoy bien. Mi hermano se irá, me besaste ¿y crees que estoy bien?" Pensó la joven.
-Estoy bien -dijo mientras lo tomaba y seguía caminando
-Lamento lo que ocurrió en la Pantomima -mintió el joven- ¿Puedo acompañarte?
La chica asintió sin más y Gilbert se acomodó a su lado. Anastasia caminaba con la mirada en el suelo, el beso con Gilbert ya no era el principal problema de la chica, ahora era su hermano.
-¿Te encuentras bien, Ania? -preguntó el muchacho
Anastasia quiso responder pero un sollozo salió de sus labios. Ella no quería verse débil ante Gilbert, pero realmente necesitaba desahogarse.
Sin decir palabra la chica se abrazó a Gilbert, el aún desconcertado le correspondió. No lograba comprender el por qué Anastasia estaba de esa manera, pero así como ella estuvo para él, Gilbert tenía que hacer lo mismo.
-Aidan se irá -dijo aún abrazada a Gilbert
-¿Cómo? -preguntó- ¿Adónde?
-Empezará la universidad y me dejará sola -sollozó- sé que suena egoísta pero; no quiero que me abandone...
Gilbert suspiró mientras seguía abrazando a Anastasia, no sabía qué decirle. Pero ella no necesitaba nada más que un abrazo.
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Todos escribían en sus pizarras, Anastasia estaba perdida en sus pensamientos, igual que Gilbert. Ninguno de los dos prestaba la atención necesaria a Mrs. Phillips.
-¿Y una palabra o frase que vuelva específico el significado de otra palabra o frase? -preguntó Mrs. Phillips
Anastasia ni siquiera lo escuchó.
-Quizá el buen doctor nos pueda dar la respuesta -Dijo con su típico tono burlón
Gilbert alzó la mirada de su libro y Anastasia también lo miró. El azabache se acomodó en su pupitre y respondió.