Anastasia Dunne nunca le había hecho falta nada, siempre había sido una niña que destacaba por su belleza y su hermosa sonrisa. Lamentablemente no por tener buen apellido y una gran familia, significaba que no sufría: "El dinero no te libra de un da...
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La misma pesadilla de siempre mantenía despierta a la pequeña Anastasia; ella se sentía muerta. Se daba por muerta, pero solo está triste y dolida, destrozada, marcada, condenada que lo único que la acompañe siempre sea el dolor y los malos recuerdos.
Era medianoche, la rubia intentaba no hacer ruido para evitar despertar a su familia, estaba sentada en su cama mientras una vela iluminaba su libro. Sí, realmente la lectura era la única que cosa que podía sacarla de la realidad.
El sonido de una campana interrumpió la lectura de Anastasia, miró confundida hacia la ventana y al asomarse pudo notar a lo lejos, fuego. Abrió sus cansados ojos azules con fuerza, se puso rápidamente su abrigo y sus botas y salió corriendo.
-¡Mamá, papá! -dijo entrando a la habitación de sus padres
-Corre Ana, toma todas las cubetas que puedas -gritó su padre
La pequeña salió corriendo, ni siquiera había notado cómo su padre la llamó "Ana", estaba tan concentrada que en ese momento no le importó.
Sus padres salieron corriendo seguidos de Aidan y Anastasia, entregaron las cubetas y a lo lejos Anastasia vio a Anne y Diana.
-¡Anne! ¡Diana! -gritó la rubia
-¡Anastasia! -respondieron las chicas
Las niñas corrieron abrazarse
-Te extrañábamos tanto Anne
-Y yo a ustedes
El abrazo fue interrumpido por el sonido de unos vidrios rotos, las chicas soltaron un pequeño grito
-¡Gilbert necesita más agua! -gritaron a lo lejos
Anastasia puso su atención en él y cómo estaba frente a una ventana tirando el agua, la rubia frunció el ceño y habló.
-¿Por qué las ventanas están abiertas? -preguntó al mismo tiempo que Anne
Ambas compartieron miradas y fue todo lo que necesitaron para salir corriendo hacia la casa.
Anastasia y Anne tomaron unas mantas, las mojaron y entraron corriendo a la casa
-¡No! -gritó Diana en desesperación- ¡Anne, Anastasia!
Las chicas entraron rápidamente a la casa
-Tú abajo y yo en la parte alta -ordenó a Anne- ¡Rápido! -gritó Anastasia
Anastasia subió rápidamente las escaleras intentando soportar el humo en sus pulmones, se acercó a la puertas para cerrarse y obstruir el paso con las mantas mojadas.
A lo lejos escuchaba los gritos de todos, como crujían los vidrios y el "splash" del agua, se tomó rápidamente de una de las manijas para sostenerse estaba mareada.