Anastasia Dunne nunca le había hecho falta nada, siempre había sido una niña que destacaba por su belleza y su hermosa sonrisa. Lamentablemente no por tener buen apellido y una gran familia, significaba que no sufría: "El dinero no te libra de un da...
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-¡Vamos Ania! -gritó Anne que estaba al frente
Anastasia soltó una carcajada al ver a su pelirroja amiga cabalgando por el bosque. El rubio cabello de Ania se agitaba con el viento y una hermosa sonrisa hacía su rostro brillar.
Habían pasado muchas cosas el último año. Bash y Mary habían tenido a la pequeña Delphine, Aidan se había enamorado, Cole la pasaba increíble con la tía Jo, Albus y Andrómeda Dunne pagaron el curso de Anastasia para su ingreso a Queen's. Aunque, la rubia todavía no estaba segura de asistir a esa universidad. Además, las chicas tenían un nuevo amigo; Thomas, Cole lo conoció en su clase de arte y se volvieron muy buenos amigos.
-¡Espérame Anne! -gritó la rubia- Vamos Luna -llamó la chica a su caballo
Cada que llegaba el invierno Anastasia seguía cubriéndose hasta la cabeza, realmente no le gustaba la nieve. Aunque ya estaba mucho más alta y no se le dificultaba tanto el caminar, no le agradaba el clima.
Anastasia se sentía mucho mejor consigo misma, era su último año en la escuela y la rubia estaba realmente emocionada por continuar en la universidad.
Respecto a Gilbert, el azabache seguía acercándose a Anastasia. A él no le importaba su pasado, es más, un brillo lleno de admiración hacia Anastasia apareció en el joven, realmente nunca logró imaginarse todo lo que la chica había vivido.
-¡Vas a perder pelirroja! -gritó Anastasia cuando pasó frente a Anne
-¡Eso es trampa! -gritó Anne
Anastasia soltó una carcajada y cerró los ojos al sentir el aire chocando con su rostro. Una enorme sonrisa volvió aparecer en la rubia, ella junto a Anne reían y gritaban durante todo el camino.
Las dos estaban camino al partido de hockey con sus compañeros de la escuela, pero por culpa de Anastasia iban tarde. Además de que el paisaje hacía detener a Anne cada cierto tiempo para admirar los maravillosos colores que el invierno en Avonlea les regalaba.
Cuando empezaron adentrarse al bosque, amabas bajaron la velocidad y Anne se puso a lado de Ania sonriéndole.
-Hay que bajar aquí -dijo Ania
Anne asintió y ambas descendieron de sus caballos. La pelirroja más que nada, ya que Belle, el caballo de Anne estaba esperando un hijo.
-Hay una conexión entre estos árboles ¿Qué se sentirá tener tanta certeza en la vida? -preguntó Anne de repente
Anastasia la miró con una sonrisa burlona.
-Me lo preguntas a mi Anne -dijo la rubia con sarcasmo
Anne soltó una risita y ambas entrelazaron sus brazos para caminar hacia donde estaban sus amigos.
-Hablo en serio, -Dijo Anne- Pertenecer de verdad a algo...
