Anastasia Dunne nunca le había hecho falta nada, siempre había sido una niña que destacaba por su belleza y su hermosa sonrisa. Lamentablemente no por tener buen apellido y una gran familia, significaba que no sufría: "El dinero no te libra de un da...
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Anastasia, Anne, Diana y Ruby regresaron al Club de cuentos de Avonlea. Anastasia estaba concentrada en su lectura, mientras Diana le reclamaba a Ruby sobre los personajes de su historia.
-Escribiré otra historia sobre Bert -Dijo Ruby
Ania pasó las manos por su cuello por inercia, ella usaba la bufanda de Gilbert todo el tiempo. Menos cuando se veía con sus amigas, ya bastante había tenido con los reclamos de Ruby cuando John Blythe murió.
-¿Otra historia sobre Bert? -Dijo Diana- Siempre escribes lo mismo
-No es cierto -Se defendió Ruby
Anastasia rio en su mente
-Siempre escribes sobre un héroe llamado Albert, Herbert, Rupert, Pilbert... -Dijo Diana
-¿Pilbert? Eso es ridículo -exclamó Ruby- ¡Jamás escribiría sobre un chico llamado Pilbert!
Anastasia reprimió una risita, Anne le dio un codazo. La rubia la miró mal.
-Sabemos que tus historias son sobre Gilbert -Dijo Diana
-¡Tú siempre asesinas a todo el mundo porque no sabes qué hacer! -defendió Ruby
Anastasia suspiró y posó su vista en las chicas, era divertido verlas pelear
-¿Cómo voy a lidiar con el hecho de que se fue hace ocho meses y tres días y quizá nunca vuelva? -Dijo Ruby al borde del llanto
Anastasia se sorprendió. ¿Ocho meses? Anastasia y Anne compartieron una mirada de asombro al ver que la de rosa llevaba la cuenta exacta del tiempo que Gilbert no estaba.
-¡Ania, Anne! ¿Podrían dejar de leer y ayudarme? -pidió Diana señalando a Ruby
Anastasia se reincorporó
-¿Qué te parece un cuento trágico sobre un triste y guapo científico que descubre un secreto que podría salvar al mundo? -sugirió Anastasia
-Y que se llame Robert -dijo Anne soltando una risita
Anastasia la siguió
-¿Cómo se te ocurren siempre cosas tan increíbles? -le preguntó Diana a Ania
-Me inspira la vida Diana, me inspira la vida... -Dijo con una sonrisa
La de azul rió
-¡Oh! Casi se me olvida -de su bolso sacó un sobre- Recibí una carta de la tía Josephine... quiere leer algunas de nuestras historias. Mandémosle sólo las mejores.
-Entonces sólo enviemos las de Ania y Anne -Dijo Ruby
-Oh no -dijo Anastasia- una de cada una, para ser justas
Las chicas empezaron acomodar sus historias.
-Oye Ania... -le habló Diana- ¿No verías hoy a William?
