11 | "Un día con los Blythe"

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Anastasia y Gilbert caminaban tranquilamente hacia la casa Blythe, ambos en silencio

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Anastasia y Gilbert caminaban tranquilamente hacia la casa Blythe, ambos en silencio... no había sido como en la mañana que estaban riendo mientras jugaban con la nieve.

Los pasos eran más lentos ya que la pobre Anastasia no se acostumbraba a la nieve, sus pies se hundían hasta las pantorrillas y tenía que aplicar mucha fuerza para seguir el paso.

Anastasia miró a Gilbert, este tenía la mirada perdida, la rubia lo observaba con detalle; su ceja estaba fruncida y su mandíbula se tensaba cada cierto tiempo.

-Gilbert... -el chico la miró- ¿Estás bien? -Anastasia se golpeó por dentro ante la estúpida pregunta

El chico suspiró

-No... -chocaron miradas- No sé -intentó sonreír y cambió de tema- ¿Cómo es que conoces los distritos?

Ania rio

-Bueno... -miró hacia sus pies que estaban cubiertos por la nieve- En nuestra casa de Nueva York había una biblioteca, era enorme -la chica empezó hablar con emoción- dos veces el tamaño de la escuela, o hasta más... me la pasaba ahí todo el tiempo, ya sea para leer o escribir y encontré un libro de Canadá -se encogió de hombros- papá me contó que mis abuelos eran de un lugar de ahí y decidí conocer más

Gilbert escuchaba a la chica con atención, agradecía caminar con ella y conocerla más aunque sea hablando de clases

-¿Por qué llegaron a Avonlea? -preguntó

Anastasia se tensó y tomó aire

-Pues... -la chica no lo miraba- Papá... mis padres -los nervios la estaban delatando- mis padres querían estar en un lugar más tranquilo

Su respuesta pareció tranquilizar al joven, aunque quiso seguir preguntando; observó su hogar de lejos y detuvieron la charla.

Anastasia caminó con Gilbert y éste abrió la puerta de su hogar dejándola pasar primero, escucharon unas voces en la habitación, era la señora Dunne.

-Vamos -dijo Gilbert caminando hacia el cuarto de su padre y Ania lo siguió

Gilbert abrió la puerta y encontró a la señora Dunne sirviendo té a John.

-Hola... -saludó Gilbert- ¿Qué tal el día?

-Mi querido hijo -dijo John- Hola Ania, tu madre me ha contado muchas cosas sobre ti

La rubia rio

-Bueno... espero que hayan sido cosas buenas John... -dijo divertida la chica y todos rieron

-Quédense a tomar el té con nosotros -invitó John- Gilbert, trae más tazas ¿Sí?

-Claro -Gilbert asintió sonriendo

-Déjame ayudarte

Y los chicos salieron de la habitación hacia la cocina. Por alguna razón, Anastasia no se sentía incómoda en la casa Blythe, ni tampoco cuando conoció a John, ellos parecían una buena familia y se sentía bien conviviendo con ambos.

𝐀𝐍𝐀𝐒𝐓𝐀𝐒𝐈𝐀 - 𝒈𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 𝒃𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora