Anastasia Dunne nunca le había hecho falta nada, siempre había sido una niña que destacaba por su belleza y su hermosa sonrisa. Lamentablemente no por tener buen apellido y una gran familia, significaba que no sufría: "El dinero no te libra de un da...
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-Shhhh... bajen la voz -Dijo Ania con nerviosismo
Anastasia, Anne, Diana y Ruby se encontraba en la pequeña casita de madera que había construido la pelirroja. Todo el tiempo se la pasaban ahí, hablando y riendo.
-Por favor, Ania -exclamó Anne- llevas viéndolo todas las tardes desde que iniciaron las vacaciones
Ania se sonrojó. Era cierto, después de la visita a casa de Josephine Barry, Anastasia empezó a llevarse muy bien con William Jones.
-También veo a su hermana, Beverly -intentó defenderse
-Hasta ella sabe lo que existe entre ustedes -dijo Diana riendo- por eso los deja solos
-¡Bueno basta! -dijo Ania haciendo reír a sus amigas- Anne, ¿Cómo va todo en Green Gables?
Matthew Cuthbert había caído enfermo, sus deudas subían y subían. Aunque toda Avonlea estaba dispuesta ayudarlos, seguían sin aceptar.
-Hoy llegan los nuevos huéspedes -Dijo Anne- espero que con eso nos podamos ayudar
Ruby miró divertida a Anastasia
-¿Qué Ruby? -dijo Ania rodando los ojos
-Ya dinos de William -dijo riendo- por favor...
Anastasia volvió a rodar los ojos y sonrió divertida
-Chicas no hay nada -habló Ania- se los juro, apenas lo conozco
Sus amigas no quisieron insistir por el momento, pero la de rojo sabía que encontrarían el espacio perfecto para volver a cuestionarla.
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En algún lugar del mar... en la parte más baja del barco, se encontraba Gilbert Blythe.
-¡Vamos, más rápido! ¿No son hombres? -gritó alguien
Ahí estaba el azabache, con el rostro lleno de carbón y la ropa apestosa.
-¡Alimenta el barco Trinidad! -gritó otro de los hombres- no te pagan para tener vacaciones
Gilbert dejó de lanzar carbón al fuego, y empezó a cantar con diversión.
-Cuando era un niño, mi mamá me decía a menudo -cantó- lejos, vete lejos...
-No hagas enojar a ese hombre -dijo Trinidad, al que antes habían regañado- Ni a mi
Gilbert lo ignoró
-Y si nunca beso a las chicas -volvió a cantar- mis labios se van a...
Trinidad se enfadó
-¡No es gracioso! -regañó
-No trataba de ser gracioso -respondió Gilbert con una sonrisa- Bueno... tal vez un poco
