05 | "No necesito un caballero con boina que me salve"

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La rubia despertó sudando. De nuevo había tenido esa pesadilla. Se agradeció mentalmente de que hoy no había despertado a gritos a su familia, ella se sentía tan culpable de que sus padres y Aidan tuvieran que aguantar sus crisis.

Se acercó a su ventana y notó que ya estaba amaneciendo, de repente la pobre comenzó a llorar en silencio. Se sentía tan débil y rota, por más que sus primeros momentos en Avonlea estaban siendo increíbles, era muy difícil para ella tener que salir de casa todos los días y presentarse ante todos como si nada le estuviera sucediendo.

Sus cristalinos ojos azules observaban desde su ventana el precioso paisaje, no había mucha luz, parecía que el sol no quería salir. Y en ese momento, Anastasia se sintió como el Sol, tan apagado y triste como el día de hoy en Avonlea.

Anastasia decidió alistarse ella misma, se despojó de su blanco camisón para colocarse su ropa, antes de eso ella se observó en el espejo aún en ropa interior. Su mirada iba y venía por todas esas marcas que había dejado su agresor, Anastasia estaba cansada de tener que sonreír para todos intentando ocultar las heridas de su cuerpo, estaba harta, ya no quería seguir. Pero tenía esa pizca de ilusión para levantarse cada día con un agujero en el pecho y luchar con ella misma, buscando que en ningún otro momento vuelvan a herirla.

Anastasia deseaba ser libre, deseaba no complacer a nadie más que a ella misma, soñaba con que un día dejara el terror atrás y su dolor muy en el fondo de su corazón.

Se colocó su vestido color vino y dejó su cabello suelto, cuando menos lo esperó la puerta de su habitación fue abierta dejando ver a su madre confundida.

-¿Ya estás lista? -preguntó Andrómeda- ¿En qué momento?

-Bueno, -Anastasia habló sin mirar a su madre- volví a tener esa pesadilla y ya no pude dormir... así que decidí prepararme para las clases

Andrómeda miró triste a su hija, ladeó la cabeza e hizo una mueca antes de hablar.

-Cariño... ¿Por qué no nos despertaste? -dijo su madre con un tono lleno de encanto

-Porque sé lo cansados que están todos, -explicó- tú... papá y Aidan hacen tanto por mi y yo sólo les doy preocupación

-Te amamos con todo nuestro corazón -dijo su madre- y nunca estaremos cansados cuando se trate de ti

Anastasia sonrió y abrazó a su madre en agradecimiento. Después tomó sus cosas para la escuela y bajó a desayunar... como siempre, su hermano y su padre ya estaban listos. Ella le habló a su hermano.

-Aidan...

-Hmm... -contestó este con la boca llena- lo siento ¿Quieres que nos vayamos ya?

Anastasia sonrió negando, era divertido ver a su hermano comer como loco.

-No... de hecho -todos la miraron- iba pedirles si me dejan ir sola a la escuela hoy -su padre iba protestar pero ella siguió hablando- Aidan puede recogerme después

-Anastasia -dijo firme su padre- ¿Estás segura?

La rubia asintió.

-Muy segura -sonrió- quiero enfrentarme poco a poco al mundo que me rodea

Sus padres se miraron entre sí y una sonrisa salió de sus rostros. El señor Dunne miró a la pequeña y asintió con la cabeza, ella chilló contenta.

-¡Gracias, gracias!

-Pero -habló fuerte su padre- Aidan irá por ti hoy jovencita

Anastasia movió su cabeza de arriba a abajo frenéticamente, la sonrisa en su rostro era imborrable

𝐀𝐍𝐀𝐒𝐓𝐀𝐒𝐈𝐀 - 𝒈𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 𝒃𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora