La luz se encendió en la habitación. Fruncí el ceño antes de abrir los ojos y adaptarme. Yo no había encendido la luz, así que no sabía qué había pasado. Vi que Jessica me esperaba en uno de los sofás de la habitación y que sobre la mesa había una pizza, dos platos, dos vasos y una botella de agua.
-¿Qué estás haciendo aquí, Jessica? –dudé-.
-Quería disculparme contigo por no haber podido comer juntas y pensé que podríamos cenar y charlar tranquilamente –me explicó-.
-Me parece bien, pero no tienes nada por lo que disculparte. En contra de lo que pensaba, ha sido un buen día –le dije mientras me quitaba la chaqueta y la dejaba sobre la cama-.
-Te has puesto muy guapa –enarcó una ceja-.
-Fue lo primero que pille –le dije sin darle importancia al tema mientras me quitaba las botas y las medias-.
-He traído una pizza de cuatro quesos, es tu favorita –llamó mi atención-.
-Tiene buena pinta –le dije, sentándome junto a ella en el sofá-.
Jessica usó unas tijeras para cortar la pizza en partes iguales, dejándolas sobre una servilleta para no manchar la mesa y el resto de las servilletas las repartió en dos partes, abrió la botella, sirvió el agua y volvió a cerrar la botella antes de dejarla sobre la mesa. Jessica cogió uno de esos trozos y le dio un bocado, pero como aún estaba caliente, dejó la porción en el plato; mientras, bebí el agua de un solo trago antes de volver a rellenar el vaso.
-¿Cómo ha ido el día, Jessica? –Quise saber-.
-Ha sido un día ajetreado entre reuniones y papeleos, por eso no pude escaparme para comer contigo –dudó, pero me adelanté-...
-Creí que me habías preparado una encerrona con Ray –le hice ver, probando un trozo de pizza-.
-¿Una encerrona? ¡No...! Es solo que anoche parecía haber conexión entre vosotros y pensé que querrías conocerle un poco mejor –se defendió-...
-Hemos estado charlando y es un chico encantador, divertido, inteligente, y obviamente, guapo –enumeré-.
-¿Has dicho divertido? –Jessica parecía sorprendida-.
-¿Por qué te sorprende tanto? –Quise saber-.
-Porque Ray siempre ha sido muy estirado y nunca ha salido con ninguna chica –me hizo ver-.
-No ha tenido mucho tiempo para eso y tampoco ha encontrado a la persona indicada, según me ha dicho... ¡Y de estirado, nada! –le defendí-.
-Pues será así solo contigo... No sé si sabes que las relaciones de los militares con el sexo opuesto están marcadas por una ley –empezó-...
-No, eso no lo sé –sacudí la cabeza-.
-Hay una ley que mis padres impusieron hace años en la que prohibían que los militares tuvieran una relación estable o una familia... El caso es que llevo años intentando eliminar esa ley, pero ya conoces al Consejo y no me lo están poniendo fácil... Pero llegué a un acuerdo con ellos y esa ley se eliminará si ganamos la guerra –me explicó-.
-No conocía esa ley, pero no sé qué tiene que ver conmigo o con Ray –insistí-
-Silvia, le conozco desde hace años y creo que siente algo por ti... Te vas a reír, pero a ti también te conozco y sé que ya no estás tan interesada en David como antes y tengo la sensación de que podrías enamorarte de Ray –le frené-...
-Jessica, es cierto que Ray me atrae pero no le conozco lo suficiente para decir que esté enamorada de él... Además, lo que dices sobre David es cierto, no le amo aunque creí que lo hacía –reconocí-.
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Amor y monstruos
General FictionMi nombre es Silvia y soy una adolescente con una vida monótona y aburrida...y así fue hasta que conocí a Jessica, una adolescente con un toque oscuro, nada popular y que extrañamente, me caía bien. Jamás imaginé que mi vida cambiaría tanto al cruz...