CAPITULO 11

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Pasaron seis meses desde que llegué al reino demoníaco. Estábamos comenzando el mes de Junio y el calor era espantoso, sobre todo, cuando pasaba la mayor parte del día entrenando en el gremio. Estaba realmente agradecida por haber tenido tiempo para entrenar porque aún no había empezado la guerra, con lo que habíamos tenido tiempo más que de sobra para que pudiera aprender y practicar lo necesario para ser una ayuda en la guerra y no una molesta innecesaria o un estorbo, además de haber aprendido un montón de habilidades sobrenaturales.

Además, Ray era muy bueno enseñándome a luchar y defenderme. Era encantador, convirtiéndose en un gran amigo, una persona imprescindible en mi vida, el hombre que se convirtió en mi gran amor dejando a la altura del betún lo que creí sentir por David; aunque no me atreviera a decirle nada y es que no quería perderle por confesarle mis sentimientos porque ni siquiera tenía la sospecha de que él los correspondiera. Y si aún así, si él sintiera lo mismo, tampoco se había atrevido a dar el paso en aquellos seis meses, pero me conformaba con estar cerca de él.

Mi relación con Jessica también estaba en su mejor momento, a fin de cuentas, yo estaba viva y en el reino demoníaco gracias a ella. Me alegré profundamente de haberme distanciado definitivamente de Yolanda y centrar mi amistad en Jessica. Habíamos repetido alguna vez aquella salida de cuatro, pero sin Josh, ya que él viajaba constantemente y en mi fuero interno, agradecía no tener que verle; así que las salidas eran con ella y Jake o con su hermano Alfred.

Con Alfred, la relación era buena pero un poco más distante porque aunque él era amable conmigo, tenía la sensación de que él quería algo más conmigo y de hecho, él había insistido en su empeño por vernos a solas sin conseguirlo, porque obviamente yo estaba loca de amor por Ray; y a Jake ya había podido tratarlo y conocerlo un poco mejor, comprendiendo perfectamente porque Jessica le quería.

Y respecto a los licántropos, ellos seguían en el reino demoníaco y también se preparaban para luchar. Yo había mantenido mi amistad con Kya, era una chica encantadora y no quería perderla. Pero, Adam era harina de otro costal. No es que fuera desagradable conmigo, sino todo lo contrario; pero cuando me miraba, su interés en mí era más que evidente. Por suerte, él me daba mi espacio y Kya no interfería porque ella sabía de mis sentimientos por Ray, aunque quizá ella opinase que sería mejor opción para su hermano.

Y tenía mi mente ocupada en todos esos pensamientos mientras me relajaba tomando el sol con un bikini azul en la parte de atrás del castillo con Jessica, en una enorme terraza con piscina. El calor en Junio era fuerte y era agradable descansar, para variar.

-Se te ha quedado cuerpazo... ¡Cómo se nota el entrenamiento! –Jessica me sacó del trance-.

-Eres muy exagerada –reí-.

-Podríamos preguntarle a alguno de tus admiradores –bromeó-.

Me senté sobre la hamaca y me quité las gafas de sol para mirarla y sacarle la lengua a lo que ella rió con ganas y yo acabe siguiéndola. Aquel día, Jessica había insistido en que me tomara el día libre porque quería pasar tiempo conmigo. En aquellas últimas semanas, Jessica había tenido más trabajo y no habíamos podido vernos mucho. Me levanté de la hamaca y me acerqué al borde de la piscina para sentarme allí. Jessica llevaba en el agua desde que nos habíamos ubicado en la terraza.

-¿Y quiénes son mis admiradores, según tú? –Le seguí el juego-.

-Es una lista extensa y no me sorprende –rió-...

-No me interesa ninguno de ellos –le guiñé el ojo-.

-Eso no es verdad... Solo te interesa Raymond Watanabe –canturreó-...

-Pero yo a él no –me rendí-.

-¿Por qué crees eso? –Puso mala cara-.

-Ha tenido seis meses para intentar algo si es que él siente lo mismo –le recordé-...

Amor y monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora