CAPITULO 27

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Cuando pudimos dejar de llorar, comenzaron las felicitaciones. Mis amigas no parecían creer que estuviera a punto de casarme con Ray Watanabe, el soltero más codiciado del pueblo hasta que llegue...

-¡Aún no puedo creerlo...! –murmuró Kya-.

-¡Te vas a casar! –Jessica saltó de alegría-.

-¡Me alegro tanto por vosotros! –me abrazó Yolanda-.

-Yo tampoco puedo creerlo, pero debo reconocer que la actitud de Ray ha sido un poco misteriosa estos días –reconocí-.

-¡Ya sabes por qué! –Jessica me guiñó un ojo-.

-Ahora tendréis que hablar y oficializar muchas cosas –recordó Kya-.

-No es tan complicado. Silvia me ha estado ayudando con los preparativos de mi boda y yo la ayudaré a ella, dejándola aprovechar mi fecha y mi banquete para tener una boda doble... ¡Me haría tanta ilusión...! –confesó Jessica-.

-¿Has olvidado que eres la reina y que tu boda debería ser única? –le recordé-.

-Bueno, eso es algo que tendrás que acordar con Ray pero creo que se muere de ganas por convertirte en su esposa –me hizo ver Jessica-.

-No sé... Sería buena idea, a mí también me haría ilusión, pero –dudé al pensar en lo que dirían al tener una boda doble-...

-¿Ya estás pensando en el que dirán? ¡Olvídate de la gente y haz lo que quieras! –me riñó Yolanda-.

Reí ante aquella actitud tan fresca de Yolanda que me recordó a aquellos días en los que nuestra amistad estaba por encima de cualquier cosa y tenía muchísima fuerza. Yolanda frunció el ceño, mirándome sin entender y finalmente, la abracé.

-Llevas razón, amiga... Debo pensar en mí –le di la razón, guiñándole el ojo-.

-¡Qué bonito es el amor... ya llevamos dos bodas! –suspiró Kya-.

-Y habrá una tercera en cualquier momento... ¿No estás viendo cómo te mira Will? –le canturreé a Kya-.

-O una cuarta –añadió Jessica, sin quitarle ojo a su hermano-.

Todas asentimos ante aquella observación y entonces, comenzó a sonar una música lenta y el grupo se disperso. Los chicos se acercaron a nosotras y cada una se fue con su pareja. Jake le ofreció su mano a Jessica que la agarró y se dejó guiar por él al centro del salón. Will besó a Kya en la mejilla y se marcharon a otra zona del salón, cogidos de la mano. Alfred le guiñó el ojo a Yolanda y ella le dedicó una sonrisa tímida antes de seguirle. Ray y yo nos miramos como siempre, pero sabiendo que ese día algo cambiaría para siempre en nuestras vidas. Ray se acercó a mí, pasó su brazo por mi cintura y llevo el otro brazo a mi mano que agarró y colocó en posición de baile mientras yo llevaba mis brazos a su cuello y bailábamos sin dejar de mirarnos más enamorados que nunca, decididos a pasar el resto de nuestra vida juntos. Tenía muchas cosas que decirle, la más importante, la propuesta que Jessica me había hecho; pero no me parecía el momento apropiado. Cuando la canción terminó, Ray me cogió de la mano y me sacó arrastras de allí, en dirección al jardín privado de Jessica donde hacía ya ocho meses, él me declaró sus sentimientos. Nos sentamos en el borde de la fuente, observando los cambios del paisaje de invierno y la frialdad del ambiente en aquel lugar. Ray pasó su brazo por mis hombros para hacerme entrar en calor:

-¿En qué estás pensando, cariño? –llamó mi atención-.

-¿Tanto se me nota? –reí-.

-Te conozco muy bien –se encogió de hombros-.

Amor y monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora