CAPITULO 44

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Una quemazón bajo mis fosas nasales me hizo fruncir el ceño y abrir los ojos, reconociendo que estaba tumbada sobre una cómoda superficie. Reconocí al instante mi antigua habitación del castillo, la habitación en la que me había sentido segura y feliz durante muchísimo tiempo. Al pensar en mi seguridad y mi felicidad, recordé a Ray. Mi varonil y atractivo marido había estado con otra mujer antes de mí que era lo que verdaderamente me había dolido y aunque él no lo recordase y mucho menos, supiese las consecuencias hasta ese día, al igual que el resto, aquello hacía que mi mundo se desmoronase.

-Mi amor, me alegra verte más repuesta –escuché la voz de Ray, que estaba sentado a mi lado en la cama y llevaba su mano a mi rostro-.

-No me toques –siseé, apartándome de él-.

-Mi amor –dudó-...

-No vuelvas a llamarme mi amor ni nada por el estilo... ¡Lárgate y déjame sola! –exigí-.

-Silvia, no es justo que te enfades conmigo por algo que yo tampoco sabía y me ha pillado desprevenido –intentó hacerme razonar-...

-No estoy enfadada contigo por eso, es más, no puedo reclamarte nada porque ni siquiera nos conocíamos y tú no sabías que tenías otro hijo con otra mujer porque ni siquiera recordabas lo que había pasado –reconocí-...

-¿Entonces...? –Intentó acercarse, pero se detuvo al recibir una mirada gélida de mi parte-.

-Creí que había sido la primera y la única mujer en tu vida, creí que había sido especial para ti –los ojos se me llenaron de lágrimas-.

-Y eres la única mujer para mí –me hizo ver-.

-Otra mujer disfruto de ti antes que yo... Tú no lo recordabas, pero ella sí... Y se supone que ella es mi mejor amiga, debía habérmelo contado antes –la rabia hablaba por mí-...

-En eso, llevas razón... Pero, no podía contártelo y destrozar tu felicidad... Estabas loca por él y si hubieras sabido la verdad, no habríais empezado una relación ni te habrías casado con él –la voz de Jessica resonó en la habitación-.

-¡Teníamos derecho a saberlo, Jessica! –estallé-.

-Ni siquiera Jake lo sabía –Jessica intentó hacerme ver-...

-¿Y te pareció normal ocultarnos algo así? ¡Se supone que Jake y yo somos vuestras parejas y deberíais haber sido sinceros con nosotros desde el principio! –insistí-.

-¡No lo habriais sabido nunca si la vida de Nick no corriese peligro! –Admitió Jessica-.

-Esto no es justo, me has privado de mi hijo durante diez años y él debe odiarme –siseó Ray-...

-Él no sabe quién es su padre, jamás se lo he dicho –confesó Jessica-.

-¿Y eso te parece razonable? –insistió Ray-.

-Las leyes eran duras, yo solo quería protegerle –los ojos de Jessica se llenaron de lágrimas-...

El silencio volvió a hacerse. Jake también estaba allí, observando con atención y una expresión serena en su rostro. Respiré profundamente, intentando calmarme y mostrarme serena, pero mi mente me jugaba malas pasadas al imaginar intimando a ambos, al imaginar que realmente no había sido tan especial para él y mucho menos para Jessica, que aún sabiendo todo aquello, jamás me había dicho nada. Mi amiga había guardado silencio y si ahora lo descubría era porque su hijo necesitaba ayuda para dejar de estar enfermo y necesitaba a Ray. Siendo sinceros, no me habría sido fácil estar con un hombre que ya tenía un hijo con otra, por muy enamorada que estuviese. Y si lo hubiera sabido desde el principio, tal vez, mi decisión sobre él hubiese sido otra. También es verdad que no podía enfadarme con Ray porque él tampoco había conocido ese dato hasta hacía un rato, al igual que el resto. Pero, también es cierto que no soportaba verlo como lo veía. Ray era un padre excelente y no iba a dejar en la estacada a ese niño, pero temía que él dejase de lado a Alexander en todos los sentidos y por ende, a mí. ¿Y si a pesar de aquella noche de borrachera, en aquel momento, él sí la amaba? Sin duda, tal como había adelantado Jake, aquella noticia iba a cambiar nuestras vidas para siempre y afectaría a mi matrimonio porque ya no podría ver igual a Ray. Yo no quería perderle ni que se abriera una brecha entre nosotros, pero no iba a ser nada fácil... Las cosas no podrían volver a ser como antes.

Amor y monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora