CAPITULO 53

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Tras lo sucedido con David, Ray y yo nos dirigimos al salón real para explicarles al resto de nuestros amigos lo que había sucedido con él. Jessica confirmó que hubiesen confesado o no, ambos debían morir y no porque deseara castigarles de ese modo, sino porque ellos siempre serían una amenaza en el reino demoníaco. Mis amigos no podían creer la confesión de David, el hecho de que él hubiera reconocido sus errores y hubiera estado dispuesto a recibir su castigo. Yo seguía sin poder evitar sentirme mal por él, por su final. En su día, realmente yo creí haberle querido y realmente habíamos pasado años conviviendo juntos en el colegio y el instituto, cuando yo aún era humana y él era un demonio sin pretensiones de poder.

-¿Te encuentras bien, Silvia? –Fer se dio cuenta de que algo me ocurría-.

-A pesar de todo, me siento mal por David... Le he conocido durante tantos años que verle morir no ha sido fácil –me lamenté-...

-Prefiero que sea él quien está bajo tierra. Eres mi hermana y casi te pierdo por su culpa –Fer hablaba con odio, una expresión que jamás le había visto-.

-Fer –le reñí-...

-Sé que no te lo digo mucho, pero te quiero y no podría vivir en un mundo sin ti –confesó-.

-Yo también te quiero, Fer... Y siempre intenté cuidar de ti, pero no pude evitar que te convirtieras en híbrido –me lamenté-.

-Fue una sorpresa, pero me gusta ser un híbrido... De hecho, he pensado que me quedaré por aquí una larga temporada, ya lo hablé con Ray y viviré en su antigua casa, en el bosque, además de empezar a entrenar con él... Tal vez, yo también encuentre a una buena mujer –él se encogió de hombros-.

-Creo que me costará mucho ver cómo te persiguen las mujeres, pero es ley de vida –le dediqué una sonrisa débil-.

-Pues me alegro enormemente de no haber visto cómo te perseguía Ray en su momento porque debió ser aún más empalagoso, pero me alegra que estés con él... No podrías haber encontrado a un hombre mejor –me guiñó el ojo, llevando su mano a mi vientre-.

-¿Te has enterado de...? –dudé-.

-Por supuesto... Y esa es la principal razón por la que me quedo... Quiero compartir tu felicidad, cuidar de ti y disfrutar de mis sobrinos... Aunque, espero que esta vez, sea niña –confesó-.

-A Ray también le gustaría –asentí-...

-¿Y qué es lo que te gustaría a ti? –quiso saber-.

-Creo que tengo todo lo que necesito para ser feliz –le sonreí-.

Note una mirada sobre mí. Al buscar la procedencia de esa mirada, vi cómo Ray nos observaba con atención y una sonrisa pintada en su rostro. Tal vez, le gustaba verme tan apegada a mi hermano; a fin de cuentas, él le había ofrecido a Fer todas las posibilidades para que se quedara cerca de mí, algo que debía agradecerle. Y además, ambos parecían llevarse muy bien.

-Creo que deberíamos celebrar que la paz ha llegado al reino demoníaco de forma definitiva –la voz de Alfred inundó la sala-.

-¡Me parece una idea maravillosa! –aplaudió Jessica-.

-También tenemos que celebrar que nada ha cambiado entre nosotros en estos años, de hecho, nuestra amistad ha mejorado mucho –aplaudió Yolanda-.

-Y también debemos celebrar que Silvia está de vuelta –Adam apareció allí, haciéndome sonreír con su presencia-.

-Y nosotros queremos compartir una gran noticia... Silvia y yo volveremos a ser padres –anunció Ray con orgullo-.

-¡Y te resistías a caer de nuevo, amiga! –bromeó Kya-.

Amor y monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora