CAPITULO 39

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Pasamos una mañana muy entretenida mientras charlábamos y reíamos de mil cosas. Me alegraba por la inminente segunda paternidad de mis amigos, pero me alegraba poder mantenerme al margen y no haber caído de nuevo en eso. Obviamente, si se tenía intimidad había un riesgo y aunque no me daba miedo la idea de tener otro hijo, lo que realmente me asustaba era el proceso del embarazo y el parto porque eso implicaba que discutiría mucho más con Ray ante su sobreprotección y sentiría deseos de retorcerle el cuello durante meses. No quería ni pensarlo.

Como cada Navidad, Jessica quería organizar una fiesta en el castillo; razón por la cual, tenía a su lado un cuaderno y un bolígrafo para empezar a anotar ideas. Por supuesto, ella tenía toda nuestra ayuda, aunque lamentó que Judith, la integrante de nuestro nuevo grupo, no se encontrase allí en aquel momento, pero era una joven responsable que se desvivía por sus tareas diarias. En un momento de la conversación que manteníamos con Jessica, miré hacia el lugar donde jugaban los niños, que estaban felices y despreocupados.

Y en ese momento, la puerta volvió a abrirse. Los chicos volvieron a aparecer en el salón con gesto relajado, lo que significaba que el problema ya había sido resuelto. Los niños, al ver entrar a sus padres fueron corriendo a recibirles. Ver a aquellos hombres tan fuertes e imponentes en la batalla derretirse al ver a sus pequeños era algo realmente emocionante. Cuando los niños se sintieron felices con tantas atenciones, se alejaron de sus padres para seguir jugando juntos. Los chicos se acercaron a nosotras para saludarnos, cada uno en su estilo. Sin embargo, Ray solo se sentó a mi lado y me besó en la mejilla.

-Parece que todo ha ido bien, ¿verdad? –empezó Jessica-.

-No os vais a creer lo que ha pasado –rió Jake-.

-Estábamos revisando la armería y encontramos una prenda femenina –Ray explicó-.

-¿En serio? –no podía creer que alguien se hubiera atrevido a intimar allí-.

-Al parecer a alguien le entró el calentón y se coló por allí –Will se encogió de hombros-.

-La armería estaba perfecta, pero vimos el video de seguridad y vimos a Dante y su mujer muy cariñosos –canturreó Alfred-.

-A mí no se me ocurriría intimar en un lugar así –Yolanda se echo las manos a la cabeza-.

-Oh, venga –rió Alfred-.

-Menos mal que no ocurrió nada que lamentar en la armería –Will recondujo el tema-.

-Por cierto, ya que estáis todos aquí... He estado organizando la fiesta de Navidad con las chicas –empezó Jessica-.

-Todo lo que dispongáis, será perfecto –asintió Ray-.

-Sois demasiado complacientes con nosotras –le riñó Kya-.

-¿Y cómo no serlo si nos sonreís y nos derretimos? –expresó Will-.

-Por cierto chicas, dejadme felicitaros por vuestros embarazos. No lo he sabido hasta hace un rato, tenéis unos maridos muy reservados –les comentó Ray, dándole un codazo a Will que le sonrió-.

-Yo también me acabo de enterar –sonreí-.

-¿Y vosotros cuando vais a aumentar la familia? –quiso saber Jake-.

-No empecéis con eso –les frené-.

-¿No te haría ilusión darle un hermano a Alexander? –insistió Jake-.

-Tener hermanos es un rollo, sé de lo que hablo –bromeé-.

-Pues yo no podría vivir sin mi hermano –confesó Kya-.

Amor y monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora