CAPITULO 54

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Ocho meses después...

Después de aquella fiesta, los meses empezaron a pasar con velocidad. Ray había cumplido su promesa y en aquella ocasión, nos protegía de un modo diferente sin llegar a agobiarme o discutir por ello. Además, Nick comenzó a pasar todos los fines de semana con nosotros, por lo que su relación con Alex y Ray empezó a mejorar mucho y también mis sentimientos por Nick. Realmente, era un niño encantador y me sentía cómoda con su presencia.

Fer había comenzado a entrenar con Ray. Mi atractivo y varonil marido siempre decía que al igual que en su día descubrió que yo tenía talento innato para la lucha, Fer también poseía esa habilidad, con lo cual los entrenamientos no estaban siendo tan duros. Ray también decía que Fer había aumentado su musculatura y aunque él no me lo dijese, yo misma había observado los cambios físicos de mi hermano. Fer seguía viviendo en la antigua casa de Ray, aunque pasaba más tiempo en nuestro hogar disfrutando de Alex y Nick, a ambos les consideraba sus sobrinos. Y Fer también disfrutaba agradables momentos conmigo, cuidándome durante mi embarazo en ausencia de Ray. Fer y yo siempre nos habíamos llevado bien, pero nuestra relación estaba mejorando mucho.

Mis amigos también estaban evolucionando. Judith acababa de quedarse embarazada y tendría su primer hijo con Dante, aunque su relación no estaba en su mejor momento. Si no hubiera sido por ese embarazo, ellos ya se habrían separado hacía tiempo, pero aún seguían juntos y esperaba que ese bebé les uniera definitivamente y sus problemas se resolviesen. Ambos también eran mis amigos y siempre querría su felicidad. Adam también nos había sorprendido al comunicarnos que iba a casarse con Elizabeth, una de las mujeres que vivía en el reino licántropo, una mujer que siempre había estado detrás de Adam y había sido amiga suya desde la infancia. Y no solo se casaron, sino que Elizabeth se quedó embarazada muy pronto y estaba a punto de darle un heredero a Adam, un heredero al trono de los licántropos. Alfred y Yolanda también se casaron meses después de tener a su segundo hijo, una niña a la que llamaron Evelyn, una niña preciosa y adorable que se convirtió en la adoración de Alfred cuando sus miradas se cruzaron. Alf también estaba emocionado con la llegada de Evelyn de la que no se separaba ni un milímetro de su hermana, protegiéndola. Kya y Will, que también esperaban su segundo hijo, celebraron enormemente que en aquella ocasión se trataba de un varón y habían conseguido tener la parejita, tal como ellos deseaban. En aquella ocasión, mis amigos eligieron el nombre de Will para su hijo, en honor al padre de Kya y del propio Will, de nuesyro amigo. Lo único negativo de todo aquello es que su hija Elizabeth no se había tomado nada bien la llegada del pequeño Will y estaba enfadada con el mundo. Aquellos celos de hermana, celos que yo misma sentí cuando nació mi hermano, me hicieron preguntarme si Alex pasaría por lo mismo. Y respecto a Jessica y Jake, tuvieron otro niño al que llamaron Ash, nacimiento que Natasha y Jonatan habían celebrado, felices por tener un nuevo hermano. Mi amiga había tenido un embarazo de alto riesgo y había tenido que permanecer de reposo casi todo el tiempo, por lo que Jake se había encargado de los asuntos del reino junto a la ayuda de Alfred y Ray. A fin de cuentas, Jessica, Alfred y Ray eran hermanos y no había nadie mejor para llevar aquellos asuntos que ellos mismos.

Y en eso estaba, en mitad de mis pensamientos, mientras caminaba con Fer por la playa, enganchada a su brazo. Alex corría delante de nosotros mientras se agachaba a recoger conchas de la orilla y guardarlas en un cubo. Aquella escena me sacó una sonrisa, al recordarme a mí misma con esa edad. Siempre me había encantado el mar y todo lo que provenía de él, me encantaba coleccionar conchas para hacer collares y decorar la habitación, de hecho, mi habitación del mundo humano siempre había estado llena de vida marina. Alex estaba entusiasmado con la llegada de su hermana, sí, íbamos a tener una niña, tal como Ray había deseado con fervor. Alex quería decorar la habitación de su hermana con esas conchas de mar, de hecho, había ayudado a Ray a preparar la habitación de la niña para cuando llegase a nuestras vidas.

Amor y monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora