CAPÍTULO 41

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A la Nena le brillaron los ojos de ambición cuando le di el dinero que le he "robado" a Carlota y me felicitó por el trabajo, aunque se ha extrañado de verme con las manos sin un rasguño.

 —Siempre miro bien antes de meter las manos en cualquier sitio —le aclaré, provocando las risas de sus chicas por el doble sentido que le vieron.

Después me invitó a sentarme en su mesa durante las comidas, a pasar la hora en el patio con sus chicas y a jugar los sábados en el baño. Ha sido increíblemente fácil engañarla.

Los días fueron pasando y me impacientaba no ver a Carlota actuar, no sé a qué estaría esperando, pero yo no veía el día de cobrarme la paliza que me dieron. Aparte, pasaba las noches cavilando en planes de fuga, pero todos tenían algún fallo y acabé llegando a la conclusión de que iba a necesitar ayuda del exterior, por lo que tendré que recurrir al dinero de Carlota, pero antes debe tenderle la trampa a la Nena. Todo tiene que llevar su orden, me toca ser paciente.

La Nena acabó confiándome que había utilizado el dinero para que le metieran una navaja en prisión, había comprado a un funcionario corrupto. Se me pasó la fugaz idea de hacer yo lo mismo para escapar de aquí, pero no me fío, prefiero trabajar por mi cuenta o con la ayuda de Caterina y Abdel antes que con un policía.

En cuanto tuve esta información fui en busca de Carlota para contárselo, seguro que le gustará saber que su mayor enemiga va a meter un arma que podría traerle consecuencias fatales. Carlota me agradeció la nueva información y me aseguró que tendré mi venganza en breve. No quiso contarme qué tenía planeado hacer, pero poco me importaba, yo solo quiero acabar con este asunto cuanto antes y dedicarme plenamente al plan de fuga, al que se ha unido Cristina y me está ayudando al conocer esta cárcel mucho mejor que yo.

Al principio pensé en lo típico, hacer un agujero en nuestra celda, pero con Maite y Zuleika durmiendo con nosotras no era conveniente, además de que no tenemos ningún objeto que pueda ayudarnos a perforar la pared y cavar un túnel, y si lo tuviéramos, nos llevaría meses de trabajo y de riesgo de que nos pillen.

Siguiente opción: conductos de ventilación. Era una buena idea, en los baños hay una rendija por la que cabría una persona y que se podría separar con la ayuda de algo que haga de palanca, pero de nuevo nos encontramos varios problemas. El primero es que los baños siempre están ocupados, somos más de cien presas en este módulo y es difícil encontrarlo vacío. Segundo, ¿qué podemos usar de palanca? Tercero, tendríamos que hacerlo de noche y la única forma es escondiéndonos cuando cierren las celdas para dormir, separar la rendija y meternos ahí dentro, pero ¿nos perderemos? Es probable. ¿Nos descubrirán antes de que consigamos encontrar la salida? Podría ser cuando hicieran la ronda y se dieran cuenta de que no estamos en nuestra celdas. También porque nuestras compañeras avisarían de nuestra ausencia.

¿Qué otra forma hay de salir de aquí? Durante un traslado, ya sea a otro centro o por una visita al médico o al dentista, y para eso tengo que enfermar o tener una lesión tan grave que necesite hospitalización. En seguida pensé en esa costilla lesionada, podría terminar de rompérmela y tendría que llevarme al hospital. Después necesitaré que Caterina y Abdel me saquen de allí colándose en la habitación que estará protegida con un par de policías mínimo. Esta opción es la que mejor suena para escapar aunque me cueste una costilla. Pero de nuevo debo esperar a zanjar el asunto de la Nena y Carlota. La paciencia debe ser mi mayor aliado en este momento.

No puedo dormir, me pasa muchas noches desde que llegué aquí. Se hace difícil dormir con los ronquidos de unas y las voces de otras. El tintineo de las llaves de los funcionarios, sus botas resonando por toda la galería al hacer la guardia, las risitas entre ellos en sus largas conversaciones nocturnas para no quedarse dormidos. Mi propia voz interior pidiendo a gritos escapar de aquí.

La AjedrecistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora