—Solemos pensar que depredadores son solo leones, o tigres, o tiburones... animales grandes y fuertes. Pero también lo son las hienas, los escorpiones, las mantis religiosas... Hay que saber ver más allá de nuestras narices —le digo a Caterina que me escucha con atención bebiendo el café que le he preparado.
Desde que me vine aquí a vivir he estado recibiendo la visita de Caterina cada mes, y de Abdel en varias ocasiones también. Tal y como me prometieron al abandonar la banda, continúan a mi lado dispuestos a ayudarme en lo que necesite, y ya estoy pensando en ellos para el trabajo de las bebidas de la que me habló aquella chica hace una semana, pero de momento no voy a comentarles nada.
Estaba viendo un documental en el ordenador sobre depredadores cuando la portuguesa llegó y se sorprendió de no ver a los típicos que suelen ser nombrados. Y es que pocos ven más allá de la apariencia física, pero la estrategia también puede ayudar a un animal para ser depredador de otros. Me parece un tema muy interesante que también podría aplicarse a las personas. ¿Quién hubiera pensado que Piedad, una niña de 12 años, mataría a 4 de sus hermanos con veneno? Depredador, o en este caso asesino, puede ser cualquiera, incluso un niño, o una mantis religiosa.
—Me recuerdas al jefe quando você fala —comenta ella.
Tiene razón, intento poner en práctica todo lo que me ha enseñado en estos años, incluso sus reflexiones o formas de pensar. A Francesco no he vuelto a verlo, y reconozco que echo de menos echar partidas de ajedrez con él o resolver los retos que me ponía.
—¿Cómo le va?
—Bem, ya sabes. Sempre metódico para preparar los trabajos. Está preparando uno novo con su amigo Arturo, que ha venido de visita.
—Dale recuerdos de mi parte.
Me acerco hasta mi estantería que he ido rellenando con libros nuevos que he comprado y saco mi última adquisición: Ada Langefeld, la historia de una chica que tiene que sobrevivir a la tercera guerra mundial convirtiéndose en aquello que tanto odiaba.
Este libro me lo terminé en un solo día, me atrapó desde el principio y me hizo plantearme una pregunta: ¿Soy una buena persona? Diría que sí, tengo valores para considerarme así. ¿Soy una mala persona? Desde luego, mi forma de vida habla por sí sola. Entonces, ¿qué soy? ¿Podemos ser buenos y malos a la vez?
Aún resuena en mi mente esa conversación con Francesco donde debatíamos si tenía o no una enfermedad mental. Sigo sin saberlo, pero tampoco me importa mucho en estos momentos, me resigno a aceptar el demonio que llevo dentro y a convivir con él.
Le muestro el libro a Caterina y le explico el argumento y la historia de Ada, la protagonista.
—Suena muito interesante —opina ella ojeando el libro.
—Lo es. Pocas veces encuentro a villanos siendo protagonistas de libros, y este me ha gustado mucho. Me ha hecho darme cuenta que más veces de las que se piensa, los malos se hacen, no nacen —comento al saber como la protagonista se va corrompiendo con las desgracias que le van sucediendo a lo largo de la historia.
—¿Y tú te hiciste o naciste? —pregunta la portuguesa.
Ante su pregunta me callo un momento para pensar bien la respuesta que quiero darle. Ni yo sé si nací o me hice, como conversé con el jefe aquella vez. ¿Cómo podría distinguir entre un problema de nacimiento o un mal hábito aprendido en la infancia? De la misma manera me pregunto a veces si mis padres siempre fueron así o si hubo un momento de sus vidas que desencadenó su conducta en el futuro.
—En la vida hay matices y grises, por lo que creo que el villano es una combinación entre nacer y hacer —empiezo mi argumento, sentándome a su lado con una taza de café que acabo de servirme—. Desde bien joven he sido solitaria, fría y con pensamientos turbios sobre la muerte. Pero, ¿fui siempre así? Quiero decir, mis padres nunca fueron cariñosos conmigo, todo lo contrario, y hasta los cuatro o cinco años no me llegan recuerdos. Por lo tanto, no sé si nací así o fue la educación que recibí lo que me hizo de esta manera. ¿Entiendes lo que te digo?
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La Ajedrecista
Fiksi UmumJulia es una joven de buena familia, con un padre adinerado que le da la mejor educación a nivel académico. Sin embargo, la educación emocional brilla por su ausencia. En base a esto, la personalidad de Julia se va formando con una clara tendencia a...