El almuerzo no ha ido tan mal como esperaba, y aunque sigo tensa por no tener noticias sobre lo que está ocurriendo fuera de esta casa, escuchar a los demás hablar sobre cómo comenzaron a delinquir me ha hecho distraerme por un rato. Todos han tenido un inicio, como Bastián robando juegos a su amigo, que me recordó a los juguetes que robaba yo. Y sé que no les llego ni a la suela del zapato, todos están a otro nivel más superior, pero pienso ponerme a su altura y llegar a superarlos. ¿Por qué? No sé, quizás porque es lo único que sé hacer, joder a la gente, igual que me han jodido a mí. ¿Tengo razón? Seguramente no, pero no es algo que me preocupe.
Hace un rato que he vuelto a mi habitación para limpiarla y adecentarla un poco, me va a llevar horas quitar tanta suciedad y polvo, pero tampoco tengo nada mejor que hacer y me mantendrá la mente distraída, no quiero darle muchas vueltas a lo que se pueda estar hablando en estos momentos en los medios informativos. Además, no podrán encontrarme, no han dejado pistas de lo que ha podido pasarme, simplemente me he marchado por voluntad propia.
Y aunque me digo todo esto para convencerme de que jamás me encontrarán, tengo miedo de que así ocurra finalmente. Cuando todavía no he empezado a limpiar, Francesco aparece con un pequeño bloc de notas y un bolígrafo.
—Hazme una lista con las cosas que necesites, non preoccuparti en pedir, lo van a pagare tus padres.
Mis padres. Otra vez su imagen en mi mente. Quiero preguntar por ellos, o más bien, por si los han encontrado ya, por si ya me están buscando, aunque me conozco la respuesta. Pero prefiero desviar el tema para no parecer muy desesperada. ¿Lo estoy? No por ellos, desde luego. Más bien por ese irremediable miedo a que la policía pueda encontrarme, espero que me den por muerta cuanto antes.
—¿No puedo acompañarte a comprar?
Al terminar de formular la pregunta me doy cuenta de lo estúpida que es. Pues claro que no puedes salir, Sa... Julia.
—Non. No podrás salir en una temporada —responde él—, hace unas horas descubrieron el omicidio de tus padres e tu desaparición. Parece que tua nonna, abuela, quiere encontrarte.
¿Mi abuela? ¿Encontrarme? ¿Ella? No, no, no, no, por favor... Algo hace clic en mi cabeza y un odio desmesurado se apodera de mí al instante.
—¡No dejes que me encuentre! —exploto en cólera— ¡No quiero irme con ella! ¡Por favor!
Ciega de ira empiezo a patear la pata de la cama y a golpear con los nudillos las paredes. Esa arpía no, por favor. Si odiaba a mis padres, más aún la odio a ella. Y ese odio sé que es mutuo, ella también me odia y no duda en hacérmelo saber siempre que tiene ocasión. Si le dan mi custodia me hará la vida imposible. No, no puedo irme con ella. ¡No quiero!
Francesco, al ver mi reacción, entra apresurado y me detiene agarrando mis brazos para evitar que siga haciéndome daño. Casi a rastras me lleva hasta la cama y me sienta en ella, sin dejar de sujetarme con fuerza para evitar que vuelva a levantarme.
—Calma, niña. Respira.
—No puede encontrarme —insisto, haciendo esfuerzos por relajarme.
Pocas veces me dan estos ataques de ira donde me ciego y actúo mediante impulsos. Suelo ser bastante racional y fría, tal y como me enseñó mi padre, pero a veces me sale la vena violenta de mi madre, y odio cuando eso me ocurre.
—Non te encontrará si haces lo que te pido —me tranquiliza Francesco, hablando con voz calmada—. No salgas de la casa nunca e trata de no asomarte mucho por la finestra —señala la ventana—. Siamo bastante lejos de tu casa, ma nadie nos asegura que no se pase por qui la polizia a tomar declaraciones. Nadie sabe que qui vive una menor, así que si llega visita a casa, te callas e no hagas el menor ruido. Búscate un buon escondite por si hiciera falta. E por último, Caterina te va a hacer un cambio de look para tu nuovo carnet de identidad, ve pensando qué quieres hacerte en el capelli e practica una nuova firma. Non puedo hacer più per te, ya bastante me la estoy jugando. ¿Capisci?
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La Ajedrecista
General FictionJulia es una joven de buena familia, con un padre adinerado que le da la mejor educación a nivel académico. Sin embargo, la educación emocional brilla por su ausencia. En base a esto, la personalidad de Julia se va formando con una clara tendencia a...