Laura consigue sacarme de la habitación y trata de tranquilizarme, aunque no he dicho nada, se imagina lo que ocurre, solo hay un motivo que pueda cegarme de esta manera. Olaya entra en la habitación para estar con la traidora de Caterina y las demás esperan instrucciones, no sabe qué hacer al verme así.
—Tiene que haber un motivo —media Laura siguiéndome por todo el salón donde no dejo de dar vueltas nerviosa.
—No sé si quiero saberlo.
—Sí, sí lo sabes, pero estás demasiado cabreada ahora.
—¿¡Cómo no voy a estarlo, Laura!? —exploto encarándome a la niña que no tiene culpa de nada— ¡Me ha traicionado! ¡Nos ha traicionado a todas! —grito para que se escuche en toda la casa— Le ha contado a nuestra antigua banda que tenemos a esta chica y le ha dado los datos de... —me freno al borde del precipicio, estoy a punto de nombrar a Naira delante de las demás, pero ya qué más da— de Naira para usarla como moneda de cambio.
—Habla con ella, seguro que hay una razón —insiste ella.
—¡No quiero saber el puto motivo! Solo quiero saber si Naira está bien.
Con los dedos temblándome de pura ira, busco en el móvil el contacto de la seguridad que contraté para que la protegiera. Se supone que si le ha pasado algo, deberían haberme avisado, pero no es el caso, y ya empiezo a temer lo peor. Espero impaciente a que me responda, pero tras varios tonos me salta el contestador. Cuelgo y vuelvo a llamar, pero obtengo el mismo resultado. Lo intento varias veces más hasta que acabo estampando el móvil contra la pared, llena de furia.
No tengo opción, tengo que movilizar a las chicas para que vayan ellas mismas a saber qué ocurre, así que les doy a Cristina y Astrid la dirección de la casa de Naira y las mando ir en su busca. Si no está en casa es que Francesco no mentía. Hijo de puta, pienso matarle por esto. Igual que a Caterina. Me dirijo hasta la habitación con intención de seguir golpeando hasta la saciedad a la portuguesa, pero Daniela me sale al paso.
—Calma, Taipán, guarda tu veneno para más tarde. Lo que nos interesa ahora es continuar con nuestro plan, conseguir el dinero y devolver a la chica con su familia. Luego nos ocupamos de tus asuntos.
Si se piensa que voy a anteponer la vida de Naira al dinero, lo lleva claro. La aparto de un empujón ignorando su estúpida recomendación, pero ella se pone delante de la puerta de la habitación para no dejarme pasar.
—Primero el trabajo —insiste—, y luego...
No la dejo terminar, la agarro de la ropa y la muevo del sitio para apartarla. Daniela se resiste y me propina un rodillazo en el estómago. Laura consigue meterse en medio para separarnos y manda a Daniela dejarme en paz.
—Apártate, niñata, esto es una conversación entre adultas.
—Relaja la raja maja —le reprende Laura sin tenerle ningún miedo.
Aprovechando la discusión de ambas, entro a la habitación y Olaya se pone en seguida delante de Caterina para protegerla. Entiendo que quiera cuidar a su amiga, pero la que se supone que era mi hermana me ha traicionado de la manera más vil, exijo una explicación que esté a la altura, y ni aun así será suficiente para entender lo que ha hecho.
—Sal de la habitación —le ordeno a Olaya intentando mantener la violencia que me empuja por salir de mis manos.
Olaya responde negativamente, pero Caterina le pide que nos deje solas, que no ocurrirá nada. La galleguiña no termina de fiarse, pero acaba haciendo caso a su amiga. Caterina está sentada en la mesa con un pañuelo limpiándose la sangre que le he hecho en la nariz. Tengo la respiración agitada de los nervios y tengo que hacer un verdadero esfuerzo de contención para no lanzarme a por ella y terminar de desfigurarle la cara.
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La Ajedrecista
General FictionJulia es una joven de buena familia, con un padre adinerado que le da la mejor educación a nivel académico. Sin embargo, la educación emocional brilla por su ausencia. En base a esto, la personalidad de Julia se va formando con una clara tendencia a...