Capítulo 14

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"La experiencia no es más que el nombre que damos a nuestros errores"

~Oscar Wilde

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Khloe

Estaba acabando con la paciencia de Colton, las ganas de quitarme el rifle y pegarme un tiro él mismo eran evidentes. Estaba siendo un completo asco hoy. Recordar a Ángelo me había puesto de un humor de mierda y aborrezco que después de tantos años siga afectándome de forma negativa.

Me quité los cubre orejas con brusquedad y los lancé a un lado, ya harta de no estar concentrada. Todos se habían ido y solo quedábamos el sargento y yo, en una hora extra, intentando rendir con el entrenamiento y que parecía ser en vano.

—Ni siquiera estás en la posición que deberías—la irritación era evidente en su tono. Parece meditar unos segundos antes de volver a hablar—. Ponte como estabas.

—¿Para qu...?

—Hazlo—ordenó brusco.

Resoplo para después hacer lo que decía, haciendo mala cara viendo que la silueta apenas y tenía un orificio. Escuché cómo se acercaba y se colocaba detrás de mí, haciendo que me tensara al instante.

—¿Qué haces? —le pregunté con toda la calma que podía. Su cercanía me puso un poco nerviosa.

—Ayudándote, no sé qué carajos te pasa hoy—sentí su aliento detrás de mí oreja, erizando los vellos de mi nuca.

La calidez de su cuerpo me abraza como un manto, siendo el doble de grande que el mío, enviando un aroma masculino a mis fosas nasales que me pone en un estado de trance por lo agradable que es.

—Acomoda la postura—separó mis piernas con su pie y tomó mis manos con el arma aún entre ellas y las acomodo. Eran grandes comparadas con las mías y tocarlas me causó un cosquilleo por todo el cuerpo—, y sostenla bien, así, agárrala firme—se escuchaba tan tranquilo el desgraciado con su habitual tono inexpresivo y yo solo podía dejarme mover como una muñeca de trapo. Y la respiración se me detuvo para volver a andar aceleradamente al mal pensamiento que apareció en mi cabeza cuando escuché sus palabras.

La cercanía de su cuerpo, la cual era considerable y profesional, me tenía con el pulso a mil y su voz cerca de mi oído no ayudaba mucho. Por lo que, solté la primera estupidez que se me vino a la mente.

—¿Te gusta que te agarren el fusil así, Colton?

Pude sentirlo tensarme desde atrás y sus manos sobre las mías se apretaron un poco más. Casi rio, casi.

Pensé que me gritaría, esperaba una riña por su parte, incluso que se hubiera separado con brusquedad como suele hacer cada vez que está cerca de mí. Al final, resultó ser todo lo contrario, sorprendiéndome cuando lo sentí pegarse a mi espalda, posando su boca cerca, muy cerca de mi oído.

—¿Así como a ti te gusta meterte con mis hombres? —pregunto con maldad, causando una media sonrisa en mi rostro.

Entonces si nos vio.

El hecho que haya estado presente en el momento que Aarón y yo nos encerramos me llena de intriga por saber su reacción. La había pasado bien anoche, aprovechando la oportunidad que tenía y esperando calmar mis ganas de tener sexo.

—¿Son celos lo que mis oídos escuchan?

Suelta una risa corta que manda descargas por toda mi espalda. Una que me incita a pegarme más a él, quiero voltearme y ver su rostro, mirarlo a la cara y detallar cada una de sus facciones, pero seguimos en la misma posición y por lo que veo, no tiene intenciones de moverse.

Rojo Pasión [#1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora