Capítulo 34

4.7K 315 37
                                    

"La escogí a usted por que me di cuenta de que valía la pena, valía los riesgos, valía la vida"

~Pablo Neruda

******

Blake

—Te pasa algo.

Levanto los ojos de golpe, terminando en la portada del periódico que William lee al mismo tiempo que estira la mano para tomar el vaso con zumo de naranja que se encuentra sobre la mesa.

—No me pasa nada—replico en un murmullo.

—¿No? —me mira por encima del papel y alza una ceja—. ¿Entonces porque has estado tan raro toda la semana?

—No es tu asunto, chismoso—lo miro mal.

Ríe entre dientes y dobla el periódico con cuidado antes de colocarlo a un lado del plato de comida vacío. Apoya los codos en la mesa de cristal y me contempla con ojo crítico, digno de una vieja metiche. Entrecierro los ojos en su dirección, creando una batalla de miradas que lleva siendo habitual en nosotros desde que tenemos dieciséis. Está tan empecinado en seguir indagando que le toma exactamente un minuto leerme la mente para que los dos pozos marrones oscuro que tiene por ojos brillen llenos de victoria cuando se descubre un tesoro. Para darle más peso al asunto, sus dientes blancos salen a relucir en una sonrisa que me señala como culpable.

Mierda.

Lo sabe.

Maldita sea, por supuesto que lo sabe.

—Suéltalo.

Suspiro.

—¿Para qué? Si ya hasta le tienes encabezado a la noticia.

Silba y apoya la espalda contra la silla, está por soltar una de la suyas cuando repara en mi expresión que no muestra signos de querer recibir una broma de él.

—Te veo un poco atormentado—observa acariciándose la barba—. Bueno, no poco. Muy atormentado ¿Qué te pasa?

Dejo escapar el aire ruidosamente por la nariz y me aprieto el puente de esta cuando apoyo el codo en el reposabrazos.

—La cagué. Eso pasa, acabo de mandar mi reputación por la borda y nadie lo sabe.

Arrugas las cejas con desconcierto y vuelve a la posición de antes.

—Ya va... ¿Cómo es la vaina?

Me acomodo tomando una respiración profunda y evado su mirada. La verdad, es el único con quien me puedo desahogar sin correr el riesgo de que el rumor se expanda.

—Estuve con Khloe—admito con voz áspera—. No una, ni dos veces. Sino más.

Se queda callado, tanto tiempo que me dan ganas de lanzarle un vaso por la cabeza para que deje de poner esa para de pez que me pone los pelos de punta.

—Que tu... ¡¿Qué?! —se sobresalta de la nada—. No, no, me estas mamando gallo, tu.

—¿Crees que tengo tiempo para eso? —espeto con frustración—. Por supuesto que no.

La razón por la que le estoy contando esto es más que todo para desahogarme, no por morbo u otra cosa. Estoy siendo una bola de inquietud andante desde lo que pasó en la torre. He estado batallando con mi consciencia y mi cuerpo entre que es lo más sensato y lo segundo siempre gana, ando paranoico por la mas mínima cosa que hagamos. De que un día me van a atrapar y cuando menos lo espere ya estaré dentro del bote. Ahora más que nunca debo decírselo a alguien que le tengo toda mi confianza y ese es el latino que parece estar a nada de causar un escándalo.

Rojo Pasión [#1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora