Rojo Pasión [#1] ✓

Capítulo 31

"Ella es el tipo de chica que puede estar demasiado herida pero todavía puede mirarte a los ojos y sonreír"

~Marilyn Monroe

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Khloe

Es increíble lo mucho que podía una simple imagen revolver un montón de sensaciones desagradables con solo mirarla. No llevaba más de diez minutos y la tensión en mi cuerpo amenazaba con romperme los huesos. Ver a Mauro y Ángelo por medio de una foto de hace meses me llevaba al punto de querer lanzar el pequeño control contra la gran pantalla.

Era una vista desagradable.

Pero verla me era como un motor para seguir adelante y no tirar la toalla.

No me puedo dar por vencido.

Nunca.

Los encontraré y los mataré.

No me importa si tengo que lidiar con el peso de mis acciones después.

Hundo de nuevo el botón y las imágenes van pasando, una seguida de otra, y así. Cada una con diferentes fechas. Algunas hasta son desde los noventa, otras están un poco más cerca de la actualidad. Me sorprende que en treinta años Mauricio no haya cambiado nada. El tiempo parece estar de su lado.

Hasta ahora. Si lo que dice Simón es cierto. Debe estar acabado.

Aprieto los dientes y coloco dos dedos en mi sien cuando siento mi cabeza palpitar.

—¿Meditando un rato, Smith?

No me inmuto ante la repentina aparición de la general en la sala, donde solo me encuentro yo, sumida en mis pensamientos y tratando de mantenerme alejada ya que soy la única que no tiene una tarea asignada más allá de conseguir cualquier cosa sobre Mauricio.

Si había la más mínima posibilidad de conseguir algo en la red sobre él, acabaron de irse por el caño. No he encontrado nada que me sirva.

—Yo diría más bien... Rememorando, general.

Chasquea la lengua y asiente con lentitud, caminando, tocando el espaldar de la única silla disponible en la mesa principal en aquella sala de operaciones.

—Entiendo. No está mal mirar al pasado de vez en cuando—termina colocándose a mi lado, sin perder la firmeza en su pose.

¿Cómo le hacen? Yo me aburriría de estar todo el tiempo en la misma posición.

Pero... Estaría de acuerdo con sus palabras de no ser porque, en mi caso, mirar al pasado es una tarea dolorosa.

—Si. —es lo único que digo, desinflándome como un globo.

—Antes de hablar sobre cualquier tema relacionado con tu trabajo...El viernes, las cosas parecieron tomar un final diferente a lo que pensábamos.

Me tenso un poco más, sus palabras caen como dos rocas sobre mi estómago.

Esa noche tuvo un rumbo que hubiera preferido evitar. Y como dice, no estaba planeado. Aun así, nadie contó con que perdiera los estribos de semejante manera por un manoseo.

Ocurrió hace dos días, hablamos del trato con Simón. Nadie nombró nada sobre mí. Estuve bien con eso.

Obviamente no contaría de que Amber Sanders volviera a la carga.

—No fue mi culpa—me defiendo con rapidez. Las palabras me salen atropelladas.

—Sé que no —mantiene la calma—. A decir verdad, la pelea en si no nos afecta en nada. Pero... Eso no quiere decir que no es preocupante la forma en la que reaccionaste.