Rojo Pasión [#1] ✓

Capitulo 45

“Usted tiene una habilidad descomunal para desordenarme la existencia”

~Francisco Díaz.

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Khloe

Debo luchar contra el impulso de pegar la nariz contra el vidrio cada vez que veo el avión piloteado por Blake hacer una maniobra. Es la primera vez que veo uno tan cerca y no me quiero perder ningún detalle.

—Es increíble —pienso en voz alta, con la mandíbula rozando el suelo—. No sabía que era tan bueno.

No sabía que era un piloto, en realidad. Eso demuestra lo poco que lo conozco.

La curiosidad me pica, creando preguntas sobre el sargento que parece ser igual o peor que Barbie. Tengo ese deseo en descubrir que tanto ha hecho… No, alto. Preguntar no es una opción que consideraría, dado que el nunca casi me dice nada y cuando lo hace, es porque insisto.

—Presumido es lo que es—se burla William a mi lado.

—Dudo que lo sea.

—¿Es una defensa lo que mis oídos escuchan? —se mofa cruzando los brazos y levantando una ceja.

—Nop.

—Mmm… Ya.

Vuelve la vista al frente, con una media sonrisa extraña. Fruncí el ceño ¿No me cree? Si no estoy mintiendo ¿Verdad?

—Oye—Sheryl me empuja con suavidad con el hombro para llamar mi atención—. ¿Cómo va esa ala herida? ¿Sigue doliendo?

—Un poco—hago una mueca—. A veces me pica. Amelia me dijo que no me tocara, dice es por la cicatrización.

—Y…-tantea bajando la voz—. Lo que pasó hace días ¿No se ha vuelto a repetir verdad? Dime que está todo en orden.

Me muerdo el interior de la mejilla sin saber cómo responder porque, aunque no haya pasado igual que la otra vez, hay ocasiones que vuelvo a sentir esa presión en un nivel más bajo comparado con la anterior.

—No te preocupes—trato de calmarla—. Fue solo una vez.

Abre la boca para agregar algo y es cortada por un estruendo que nos hace a todos callar y desviar la mirada hacia afuera. A lo lejos, el avión donde se encuentra Blake, sufre una sacudida y la parte trasera explota repentinamente en pleno vuelo. Reprimo un jadeo, observando tanto como mis ojos me lo permiten ver como el humo sale de ella y la calma que antes se cernía sobre la sala se llena de voces.

—Aquí, torre de control. Sargento Colton ¿Me escucha? —habla tan rápido como puede el que está al mando que apenas logro entenderle.

Y Blake no responde.

El radar muestra como el F-35 que el sargento pilotea en una luz que titila mientras este va cayendo a una velocidad alarmante.

Los latidos de mi corazón incrementan.

—Sargento Colton ¿Me escucha? —prueban de nuevo, levantando la voz cuando sigue sin recibir nada—. Active asiento expulsor, ahora. Repito, active asiento expulsor.

Seguimos sin respuesta. No sabemos si llegó a hacerlo, no sabemos nada al quedar incomunicados y la única guía que tenemos es el puto radar que aumenta el temblor en mi cuerpo.

Las esperanzas se tambalean cuando el punto desaparece.

¡Maldición!

No va a sobrevivir. Si no llegar a poder salir a tiempo, se estrellará y un cuerpo humano no está preparado para resistir un impacto como ese. Los huesos se romperán, sus órganos se llevarán la peor parte al igual que el cerebro y será terrible. Mi cabeza se tortura en segundos con esa imagen macabra que se proyecta una y otra vez, no pienso con claridad y el pánico me invade como un virus.