Capítulo 41

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Dedicado a 00708z 🖤

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"Ya que mi vida iba a ser un infierno, decidí que al menos yo sería satán "

~Ira Pino

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Khloe

Tienen diez minutos o menos para salir de ahí—advirtió Sanders—. Si tardan, yo misma daré la orden a Brown de intervenir.

No hay problema

Quito el seguro del arma sintiendo la amenaza latente. Los tres hombres me apuntan y la posibilidad de que me maten es nula, sé que no me pueden hacer nada más que un simple disparo que me deje en desventaja. Mauro me quiere viva, pero no me tendrá, no ahora.

No es el momento.

— ¿Quién será el primero? —desafío con una sonrisa.

—Estás jodida, Petrova.

Un tipo de cabeza rapada es el primero que sale corriendo en mi dirección. Todo ocurre en cuestión de segundos. Antes de que pueda atacarme, saco rápidamente una de las pequeñas y ligeras cuchillas en mi sostén, lanzándola directo a su ojo y pega un grito al cielo. Con la otra mano doy uno, dos, tres disparos al segundo sujeto justo en su pecho cuando viene por mí. Al escuchar dos pasos por detrás supe que dos más se habían unido, dejándome acorralada.

Sentí como un brazo rodeaba mi cuello y gruño cuando el agarre se aprieta cada vez más, robando el aire de mis pulmones. Pensando rápido, piso a mi agresor con el tacón tan fuerte como puedo, haciendo que lance un aullido de dolor. El agarre se afloja y aprovecho para darle un codazo en el rostro. Me volteo tomando su brazo y lo doblo en ángulo doloroso que lo hace gruñir, pateo su costado tomando ventaja de su debilidad y disparo rápido en su cabeza, causando que sangre salpique en mi rostro, arruinando el maquillaje que tanto me había gustado.

Otro hombre se lanza sobre mí y gruño tratando de empujarlo con toda mi fuerza a la pared. Saqué la otra cuchilla y la enterré en su abdomen. Una, dos, tres, cuatro veces. Lo dejo tirado y el último que sigue vivo trata de dispararme. Pero suelto mis armas para agarrar con mis dos manos su muñeca, creando una lucha que nos hace gruñir a ambos y levanto su brazo al techo en el momento exacto en que dos balas son disparadas. Le doy un rodillazo en las bolas, el arma se cae y me tiro al suelo rápidamente para alcanzarla, pero un jalón en el cabello me hace gritar y retroceder. El arma desaparece de mi campo de visión al ser tomada por una mano que no es mía.

—No tan rápido, hija de perra—sisean en mi oído. Tengo que apretar los dientes debido al palpitante dolor en mi nuca—. Tú vienes conmigo.

Mis ojos se mueven rápido buscando las armas que dejé tiradas y a unos cuántos centímetros, veo parte de una hojilla brillar entre un mar de sangre, mientras sobresale asquerosamente de un ojo del guardia al que asesiné.

Sin pensarlo dos veces, dejando que las ganas de sobrevivir tomen el control al igual que el sentimiento de ira que me produce ser tocada y la adrenalina. Arranco la cuchilla lo más rápido que puedo antes de empezar a ser levantada casi a rastras, con la boquilla del arma pegada en mí sien.

Puede que la bala me alcance primero.

Puede que muera en el intento.

Pero es esto o nada.

Con él detrás de mí, llevo mi brazo hacia atrás y lo clavo al azar en cualquier parte que me permita escapar. Escucho claramente como la
carne es abierta en un rasgado espeluznante antes de que el gorgoreo que produce la sangre a salir a borbotones termine por dejarme
respirar. La presión en la parte trasera de mi cabeza va desapareciendo y el agarre sobre el arma va perdiendo fuerza. Para cuando se la arranco de las manos, cae al suelo como un peso
muerto. Volteo y con la respiración hecha un desastre por el esfuerzo,
lo encuentro tirado con los ojos tan abiertos como la boca en una expresión llena del desespero por encontrar aire mientras el cuchillo esta clavado por completo en su yugular.

Rojo Pasión [#1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora