Rojo Pasión [#1] ✓

Capítulo 54

"La única forma de vivir en el mundo en sin reglas. Y esta noche tu romperás tu única regla"

~Heath Ledger (The Dark Knight)

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Lincoln Park, Chicago

Marzo 03 del 2018

Khloe

—¿Es ese?

—El mismo—digo distraídamente limpiando mis uñas con el cuchillo perfectamente afilado. Un obsequio por parte de los amigos uniformados.

Identificamos a Marcello por medio de las cámaras de seguridad, sentado en uno de los muchos sillones de cuero dispersados por el club de strippers. Con treinta y tres años es dueño una belleza no clásica con su cuerpo delgado, piel clara, nariz afilada como la de un duende y boca grande. Poseedor de una mirada depredadora en busca de carne fresca.

—Esa mi entrada—anuncia Simón con un aplauso, alejándose del sillón frente a las cámaras hasta llegar a la puerta y nos mira por encima del hombro—. Volveré en veinte minutos.

Ninguno responde y lo vemos marchar. Blanqueo los ojos y sigo concentrada en jugar con la hojilla mientras doy una que otra mirada a las pantallas que son vigiladas por William y Thompson.

—Los Gambino siempre tienen hombres a su alrededor, me sorprende que este venga sin compañía a un sitio como este—dice William con la mirada rebotando en cada cámara, alerta a cualquier movimiento.

—Marcello es un hombre de vicios y prefiere venir a buscarlos en soledad—le doy una mirada recostándome en el brazo del sillón donde está sentado—. Más que todo cuando escapa del trabajo.

Entrecierra los ojos en dirección a mis manos que aún mueven la hojilla sin miedo a ser cortada y le sonrió alzándola a la altura de mi nariz.

—¿Jugamos?

—Considerando tu retorcida cabeza, no puedo esperar nada bueno de esa propuesta.

Abro la boca ofendida.

—¿Me estas llamando loca?

—¿Tu qué crees? —mira hacia el frente, piensa y ladea la cabeza—. Eres como Mr. Hyde²⁴, pero más bonito y menos aterrador.

—Cállense—ordena Blake detrás de Thompson y con los brazos cruzados sobre su pecho.

Saco la lengua en su dirección y entrecerrando los ojos con severidad, vuelve la mirada a las cámaras.

Los sofás y sillones están separados por grupos, cada uno cuenta con un pequeño escenario circular donde las strippers hacen sus bailes alrededor de un tubo de metal. Mueven sus cuerpos como serpientes al ritmo de una flauta, muestran sus atributos sin pena ni cohibición por el escaso atuendo que usan. Felicito a Sheryl y Amelia que llegan a ser igual o mejores que las demás. Ambas tan distintas, pero bien complementadas llaman la atención del público. Pelucas azul y rojo. La sensualidad y actitud picara de Sheryl embriaga tanto que se combina perfecto con los movimientos elegantes del cuerpo tentador de Amelia con sus rasgos dulces.

Nada es mediocre, ni vulgar, en lo que cabe. Todo está en estricto orden. La mayoría de los clientes son hombres trajeados, transmiten poder e irradian peligro. Clubes como este no son para cualquiera, Simón los tiene reservados para la Elite de la ciudad. Incluso podemos reconocer a algunas figuras públicas que disfrutan del ambiente.