Capítulo 50

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"Las personas no cambian, solo muestran diferentes facetas de sí mismas dependiendo de la situación"


~Breaking Bad

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Blake

—¿Cuánto lleva ahí metido? —pregunté observando a través del espejo unidimensional.

—Media hora, aproximadamente—masculló Thompson a mi lado, con los brazos cruzados sobre su pecho—. Milos ha intentado sacarle algún tipo de información, pero nada funciona. Tiene una actitud desafiante rompe pelotas, como podrás ver.

Sin duda, la rubia, aunque no lo dejaba ver en su cara, estaba próxima a perder la paciencia. Por lo que podemos ver y oír, el sujeto no parece querer abrir la boca nada más que para decir estupideces que la sacan de quicio.

—Estoy esperando a que se le agote la paciencia y nos los deje a nosotros—dice Zack frotándose las manos con aire expectante.

—Lo que quieres es una simple excusa para portarte como un tirano—bufó Bruce con fastidio, mostrando un aspecto distinto cuando sus ojos brillaban de hambre por querer atacar al hombre al otro lado del espejo. 

No esperaba menos, era uno de los presuntos culpables de que Khloe esté en la clínica y que, como consecuencia, su futura esposa haya recibido una sanción y terminó por ser destituida como responsable del expediente clínico de la muñeca. Lo mismo pasó con Evans. Ambos están fuera.

Sheryl se levanta de repente, arrastrando la silla hacia atrás con fuerza y sale de la habitación apretando la mandíbula.

—¿Tu nuevo amigo cooperó? —indagó el coronel con burla.

Ella blanqueó los ojos.

—Es un imbécil. Cree ser más listo que nosotros e insiste en que llamemos a su abogado. 

—Su abogado vendrá cuando se nos dé la gana—se mofó el coronel tomando entre sus manos la carpeta de ella le extendía—. Fuera de eso ¿Nada?

—Se regodeó acusando a los otros dos que trabajan con él—resopla—. Es un idiota cuyos compañeros lo han lanzado a los tiburones para salvarse ellos mismos y aún no lo sabe. Será un momento digno de ver cuando se entere en la que se metió. 

Entre Zack, Bruce y yo, nos intercambiamos una mirada sabiendo lo que eso significaba

—No queda de otra que intervenir para que nos diga lo que queremos—suspira Thompson con falso pesar—. Nos culpan a nosotros, pero ellos tampoco ayudan.

Nos hace una seña para que lo sigamos y Sheryl me da una palmada en el brazo, quedando del otro lado cuando los cuatro hombres ya estamos dentro de la habitación.

Siendo yo el último en hacerlo, cierro la puerta con la fuerza suficiente para hacer sobresaltar al sujeto. 

La esquina de mi labio se levanta. 

Esto será interesante.

Las manos me pican ansiosas por comenzar a trabajar, pero tengo que recordarme que aún no es el momento. Debo tomar con calma lo que está próximo a suceder porque todo tiene un proceso y esto no será la excepción.

Mientras que Thompson toma el mando sentándose frente al prisionero, los tres restantes nos mantenemos en las sombras. Mirando a la basura como una presa a punto de ser devorada. Porque eso es lo que haremos si no dice las palabras correctas.

Rojo Pasión [#1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora