Rojo Pasión [#1] ✓

Capítulo 58

"Maldigo al mundo, mujer... Que te orilló a acostumbrarte al dolor. Que te hizo inmune a las heridas"

~Caníbal

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Blake

Me siento enfermo.

Tengo un nudo en la garganta y el estómago revuelto. La ira y el rencor corren por mi sistema. Un monstruo sucio, oscuro y escurridizo infecta mis venas queriendo hacer daño.

Mucho. Daño.

Violación.

La palabra se repite en mi cabeza una y otra vez como un susurro malvado que busca amargarme la existencia.

La he visto. Tan cruda y cruel. En misiones donde, en la peor de las ocasiones, conseguíamos a los sujetos que debíamos atrapar en situaciones bastantes despreciables, que de tan solo verlo desearías poder clavarle una bala entre las cejas. Mis propios ojos han visto todo tipo de abusos, a niños y niñas. Hombres y mujeres. He visto las secuelas. A pesar de que llegas y lo detienes, el daño ya estaba hecho y no puedes hacer nada más que darles la justicia que se merecen.

Ahora, con ese pensamiento en mi cabeza, veo a la pequeña rubia temblorosa que no deja de apretar mi camisa entre sus puños. Ella también pasó por eso. La desgracia de ser tocada, usada y lastimada, es lo que me hace tragar con dificultad. Parte de lo que yo he visto ella lo vivió en carne viva, por meses.

Un instinto salvaje se apodera de mí.

Ella llora, llora y llora. Tal vez por horas, tal vez por minutos. Tuve que llevarnos a la pared más cercana mientras nos apoyamos, quedando sentados en el suelo y con el espíritu marchito. No me gusta verla así, vulnerable e indefensa. Una cara completamente distinta que está acostumbrada a mostrar, ocultando las viejas heridas que no terminan de cicatrizar.

Llora desolada. Pidiendo ayuda a gritos con su cuerpo porque es demasiado orgullosa para expresarlo con palabras. Quiere consuelo, protección y cariño, y yo estoy dispuesto a dárselos para ayudarla a salir del pozo en el que está metida.

Entonces respiro profundo.

Y canto.

—Wise mesay...On ly fools rush in…

Canto como hacía mi madre conmigo cuando era solo un niño, buscando la forma de alegrar mi corazón entristecido. Citando a Elvis con cada estrofa y coro, tenía la voz suave y dulce.

Maldita sea, no puedo creer que esté haciendo esto.

Aunque no me parezca a ella, tengo el instinto de hacer lo mismo con Khloe. Mantengo la voz baja, el tono controlado. Mezo su cuerpo de un lado a otro y acaricio su cabello con mis dedos para calmarla, pasando por el momento en que ya no llora y solo solloza suavemente, hasta que se convierten en suspiros.

—But I can't help… Falling in love with you…

La tristeza me invade cuando, inconscientemente, la imagen de Yelena Morozova aparece en mi cabeza. Ella debió estar aquí, tocándola, sintiéndola. Saber lo que ha pasado con su bebé la hubiera destrozado. E Iván…

Joder, no quiero pensar en lo que hubiera hecho Iván.

En lo que harán Sasha y Lev. En lo que haré yo.

William tenía razón.

Ella está lastimada.

Herida.