Rojo Pasión [#1] ✓

Capítulo 59

“No son muertos los que descansan en tumbas frías. Muertos son los que tienen muerta el alma y viven todavía”

~Rubén Darío

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Marzo 30 del 2001

Blake

Flashes de lo ocurrido pasan por mi cabeza como una película de terror. Repitiendo las mismas escenas sin parar, una detrás de la otra y una más dolorosa que la anterior.

¿Qué he hecho?

El círculo sigue. Rápido y doloroso, no se detiene.

Había un cuerpo en el suelo del baño.

El cuerpo de Gary.

Quieto y pálido. A un nivel que daba miedo y no respiraba. Sus extremidades estaban flácidas y frías como cubos de hielo, y nunca olvidaría como la aguja de la jeringa que le di sobresalía de su brazo lleno de moretones.

¿Por qué no se movía? ¿Qué fue lo que pasó?

Todo fueron gritos después de eso. Muchos de ayuda, otros de miedo y algunos pocos llenos de una sorpresa enferma cargada de curiosidad. Lo último que recuerdo, a pesar de lo drogado que estaba, era el sonido inconfundible de las sirenas.

Otra vuelta y seguimos girando…

—Me decepcionaste.

La frase hace eco por las cuatro paredes que nos rodean, y a pesar de que trato de no prestarles atención y fingir que no me afectan, lo hacen bastante. Se clavan en mi pecho como un puñal ardiente. Aumentan las ganas de vomitar que he tenido desde que recobré el sentido y terminan de empeorar el estado en el que me encuentro.

Destrozado.

Roto.

Solo.

Perdido.

Y terriblemente culpable.

Molesto también, pero eso es apenas una sombra comparada con las demás emociones.

—Nos decepcionaste a todos.

Aprieto los puños que descansan en mi regazo, al punto de que las uñas se hunden en mi piel con tanta fuerza que duele y rompe la carne. Me aferro a eso, me aferro a sentir cualquier cosa menos nada. Así no sucumbo a la idea de que estar completamente muerto.

Hoy es la peor noche de mi vida.

Ni siquiera se de dónde saco el valor de mirarlo a la cara, de ver unos ojos idénticos a los de él, puestos en mi como si fuera la peor lacra que haya caído en su familia. Matthew Colton siempre fue un hombre frío que mira a todos por encima de su hombro, pero justamente hoy, está dejando caer todo el fuego de su mirada sobre mi.

Su nieto.

—Tu madre recibía una de las peores noticias que pudo haber llegado a esta familia. Sola. Mientras tú hermana estaba enferma—espeta duramente —. ¿Y dónde estabas? Al otro lado de la ciudad, drogándote hasta el trasero en una fiesta que terminó con un chico muerto.

Trago sintiendo mis orejas calentarse por la cólera y la vergüenza. Siempre he tenido una respuesta mordaz para las acusaciones de Matthew, pero no esta vez.

Todo es verdad.

La dolorosa verdad que una parte de mi no quiere aceptar.

Ni la muerte de papá, ni de la de Gary, ni todo el huracán que está pasando sobre mi.