Capítulo 55

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"Lo único que puedo decirles es que hay miles de millones de mujeres en este mundo ¿Verdad? Algunas están bien. La mayoría está bastante bien. Pero de vez en cuando la naturaleza produce un fenómeno salvaje, hace una mujer especial, una mujer increíble"

~Charles Bukowski

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Khloe

Infiltrados en todos lados. Traidores en todas las esquinas. Vigilando, camuflándose entre nosotros, susurrando cada movimiento que hacíamos a nuestros enemigos.

La situación no sorprende. Aun así, eso no quiere decir que deja de ser una mierda.

El pensarlo me hace hervir en rabia y sentirme como una inútil. Como un estorbo que no aporta nada, que no es suficiente lo poco que hago. Necesito hacer algo. Quiero acción, pero no hay nada por lo que pelear, aún.

Estoy bloqueada por todos lados. Atada de manos y pies, limitada y con pocas opciones.

Escapar no es una de ellas, es demasiado arriesgado, después de que Blake me descubriera alejé la idea de volver a hacerlo. Que cometa un error la primera vez puede perdonarse, a la segunda ya es estupidez. Y sinceramente no quiero tener otro enfrentamiento con el sargento. Persuadirlo, engañarlo o usarlo es una acción que no me puedo permitir. Buscar la manera de que me apoye es una idea demasiado ingenua. Además de que no quiero pelear. Le juré lealtad y confianza, si vuelvo a cometer la insensatez de intentar huir romperé cualquier lazo que logramos unir.

No voy a perderlo.

Mucho menos ahora que me niego a que su lugar en esta cacería se tambalee. Blake ha estado detrás de Mauro por tantos años por lo que le hicieron a su hermana, que dejarlo fuera es como traicionarlo y haré lo posible para que eso no pase. Sé cuánto puede odiarlo, lo más que desea es ver al hombre que le arrebató a su sangre acabado, encerrado y sin nada. Hacer que venga conmigo es imposible, arruinaría su vida y reputación, destruiría todo lo que le queda solo por mí, y no estoy dispuesta a que haga ese sacrificio. Ya suficiente tiene con estar conmigo y correr el riesgo de ser descubierto.

—Hagamos algo, tú me das un cigarro y yo no jugaré a la peluquería con ese bonito cabello que tienes—digo en un suspiro entrando al cuarto de vigilancia—. De lo contrario, prepárate porque serás el primero de la noche en probar mi hojilla.

Mi emoción no se calmó después del reciente encuentro con Marcello, más bien parece que estoy un poco más ansiosa. La posibilidad de haber podido enterrar mi cuchillo en algo me tuvo en una creciente euforia que no baja, lo que me hace consiente de cuanto lo echaba de menos y me sorprende la enorme necesidad querer hacerlo. No había sentido tanto frenetismo desde que descubrí cuanto me satisfacía hacerlo, lo que debió ser hace siete años. Más o menos.

Y aquí estoy, tratando de esconder la necesidad pidiendo un cigarrillo... O la caja entera.

—Espera—Simón, desde su sitio a un lado de Thompson, levantó un dedo y sacó un paquete guardado en el bolsillo delantero—. Aunque prefiero que tus pulmones se pudran a que toques mi cabello, es mi deber decirte que es malo tener vicios.

Abrí las manos para recibirlo cuando lo lanzó desde su sitio.

—Como si tu no los tuvieras—me burlé hurgando en el interior del dañado paquete. Solo contenía tres cigarrillos que, milagrosamente seguían intactos—. Y no me vengas con la mierda de porque tengo vagina debo abstenerme. Si lo haces, juro que destruiré todas tus botellas de licor. Eso debe doler más que si te golpean las bolas.

Estuvo a punto de contraatacar, pero fue interrumpido por William.

—Me retracto, eres igual de aterrador que el puto Mr. Hyde—murmuró entre dientes sin dejar su tarea de guardar las grabaciones de las declaraciones de Marcello.

Rojo Pasión [#1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora