Rojo Pasión [#1] ✓

Capítulo 75

“Estábamos haciendo nuestros planes, pero olvidamos que el destino también tiene planes…”

~Fiodor Dostoyevski  (Crimen y castigo)

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Calabria.

Blake

Hay una pequeña sensación de disfrute y calma. Como si parte de la presión colocada en mis hombros desapareciera y solo queda una ligereza. Me deja respirar lo suficientemente bien después de tanto tiempo.

Me siento drogado.

En un estado pacífico.

Por ahora, no estoy interesado en nada más.

Excepto por el último acontecimiento que tiene a media Italia peor que un gallinero.

No me pierdo ningún detalle de su expresión, cuya atención se centra en el televisor, que ha estado transmitiendo la misma noticia durante horas y horas, y ella apenas está lo bastante consiente y despierta para procesar lo que sucede. Pasando de un ceño fruncido, a una mirada llena de sorpresa que termina en una gran exhalación mientras aprieta las mantas a sus costados. Su boca se forma en una gran “o” con los ojos bastante abiertos y sin terminar de salir de su incredulidad, voltea para dedicarme una mirada cómplice. Claramente demuestra que no esperaba cumplir mi promesa, mucho menos tan pronto.

Ventajas de tener locos asesinos a tu alrededor, supongo.

—Lo hiciste —respira—. De verdad lo hiciste.

Reclamó mis labios lentamente, trayendo a mi cabeza pequeños flashes de la noche anterior. Hubo un punto en que me dejé llevar y no recuerdo absolutamente nada, lo cuál es un poco desalentador. No importa. Lo poco que llega a mi mente me basta para acelerar mi corazón y terminar por aceptarlo con un leve asentimiento de cabeza.

—Te dije que te lo daría todo— murmuré serio —. Eso incluye las cabezas de los que te lastimaron.

—Le cortaste la lengua—dice sin emoción —. Cientos de presos lo violaron en plena fuga… Y lo colgaste en el patio, abierto desde la garganta hasta el vientre, desangrándose como un animal.

—Incluso los animales tienen un mejor trato del que yo le di a él.

Sus labios se fruncen intentado reprimir una sonrisa y niega lentamente con la cabeza.

—Increíble—murmura más para ella que para mí—. Una noche. Una noche fue todo lo que necesitaste para masacrar al capo ttu di cappi y dejar el resultado ante ojos de todos.

—No lo hice todo solo—levanto las cejas con diversión —. Aprecio el crédito, pero no me des más del que merezco. Además, lo hice por ti, muñeca.

—¿Fue Marcello quien te ayudo?

—Te dejaré con el suspenso.

Bufa, pero se muerde el labio inferior en un gesto infantil antes de sonreír completamente, con toda la inocencia que puede reunir. Siendo tan genuina como preciosa.

—Me hubiera gustado estar ahí —dice por lo bajo, casi con timidez.

—Pronto tendrás tu parte para hacer y deshacer a tu gusto —inclino la cabeza a un lado, sonriendo de medio lado en un gesto cómplice —. Cuando estés completamente lista y segura.

Empieza a negar con la cabeza y suspira. Está a punto de objetar cuando alguien llama la puerta  y ambos compartimos una mirada antes de que yo los deje pasar.