Un Nuevo Mito

Andróginos

Mírenla...
Cuan bella...
Aquella unidad,
De la Singularidad,
Y su innecesidad,
De nada; nada más, que sólo ella.

¡Cortémosla!
¡Dividámosla!
¡Y mantengámosla!
¡Por siempre , y para siempre, insatisfecha!

Esa era nuestra voluntad...
Porque estábamos aburridos;
De verlos a ellos tan contenidos;
Y nosotros, no pudimos...
No supimos, mirarnos siquiera.

Y decidimos...
Hacerlos nuestra diversión;
Adictos fuimos...
Antes de comenzar la función.
No sabíamos, que matábamos nuestra Era...

Pero se hizo nuestra voluntad...
Y los veíamos...
Tan frágiles y aguerridos;
Extremadamente confundidos;
Caminando de aquí para allá.

Tan trágicos...
Que ordeñaban nuestra compasión;
Tan cómicos...
Que exprimían nuestro poco humor;
Y tan sacrílegos...
Que ganaron más de una maldición.

Pero no dejábamos de mirar...

¡Miren esos!
Tratando de forzar su unión...
¡Y aquellos!
En un espiral de mutilación.
¡Cuánta paradójica energía!
¡Torbellinos de odio y amor!

Mientras uno nos criminaliza...
El otro, nos ofrenda una bella flor.

¡Necesitábamos más!
¡Comprendan nuestro dolor!

¡Y los pisamos!
¡Y los empujamos!
¡Y más, y más fuerte apretamos!
Maravillados por cada reacción.

¡Los inundaremos!
¡Y luego quemaremos!
¡Nunca, nunca permitiremos!
Que dejen de acaparar nuestra atención.

Y nuestra voluntad...

Cómo íbamos a saber...
Cómo íbamos a saber...
¡Cómo íbamos nosotros a saber!
Que un simple átomo dividido
¡Desataría desde su vacío, tan, pero tan vasto poder!

¡Y qué otra cosa podíamos hacer!
Que rendirnos a su brillante estallido...
¡Todo lo que ayer poseímos, debimos aprender a ceder!

Y concederles llegar...
A nuestra tan sagrada cima;
Donde fluye nuestra ambrosía;
Y superar; esta vieja ironía,
¡Allí, el nuevo áto mo se fusionará!

Eres más que bienvenida;
Nuestros pecados, no repitas;
Recientemente unida,
¡Humanidad!

Desde este trascendente día;
Desde estas alturas redimidas;
Hacia más allá; de esta mitología,
¡Hágase; hágase tu voluntad!

¡Tu voluntad!