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  Un dato; transitando, transcurriendo, y transformando la gran pizarra con sus minúsculos pasos.

  Incierto; ni verdadero ni falso; un probable concepto que ya se apaga; y luego se enciende; notoriamente emerge, y enseguida… nada; llamando, y escondiéndose de las miradas; jugando, pero también diciendo; y demostrando, quién es el responsable de la gran trama; el insignificante ladrillo, y cimiento de la más soberbia mecánica.

  Un dato de dos caras; la que todo permite, aprueba y señala; que anuncia y exalta; y la cara que a todo dice ¡No!, ¡Nada!; dos fases enfrentadas, tan diferentes, pero ambas hermanas; y cada una sonriendo hace y deshace, afirma y niega; es determinante y dueña, de la forma; y la manera, de cada una de las secciones de la universal tabla.

  Y se amplía la mirada; otro dato; también deambulando, también transcurriendo; y también posibilitando, según el capricho de sus también dos caras.

  Se encuentran; y observan; interactúan, combinan, e intercalan; todo y todo, nada y nada; y las dos intermediarias; y la pantalla, encantada se entrega a ser decorada; por las pulsantes combinaciones de ya no uno, ni dos, sino infinidad de datos; y las aún más numerosas combinaciones, emergidas de sus polarizadas ganas.

¡Todos se exaltan!; datos separados y juntos; encendidos y apagados; puntos, puntos y más puntos; variados y aleatorios conjuntos, de osados patrones emergidos; líneas, círculos, y un variadísimo cóctel de figuras en movimiento; infinitos conceptos programados; un mundo de cuerpos y estados, corriendo a su ejecución dictada.

Un Nuevo MitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora