La Emocion Egoísta Ofensiva

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  Finalmente puedo contemplar mi existencia en el mundo desde una nueva perspectiva.
  Energía, cada objeto que se mueve por el mundo, es ahora un recipiente de ella.
  Frutos que van y vienen tentándome en diferentes grados.
  Mi energía late y patea dentro mío, exigiéndome no disminuir en vano.
  Mi existencia desde esta realidad, es proporcional a mi …energía, y mi energía va de la mano con mi voluntad; y se potencian la una a la otra.
  Entonces observo a los objetos; esos frutos errantes, esos recipientes de energía lista para ser apropiada y consumida.
  Mis ojos filtran el horizonte y los evalúan.
  No puedo permitirme la inacción.
  La existencia tiene un precio; está valuada en energía, y mi voluntad debe estar dispuesta a pagar por ella.
  Ella es demasiado valiosa, nada ni nadie me la regalará; nadie se desprenderá de ella sin ganar algo a cambio.
  Caminar por el mundo, es invertir y competir en el mercado de las energías; de las voluntades.
  Las energías van y vienen constantemente depositándose en objetos; que son apropiados por voluntades.
  Y de una forma u otra, esas voluntades intercambian y transforman esos objetos contenedores de energía otorgándoles los más variados valores.
  Esos objetos ya no sólo se muestran, se pavonean frente a mí; otros incluso reposan, duermen, se desparraman como pidiendo a gritos ser transformados.
  Tantos objetos contenedores de energía, tantos frutos brotando en estos naturales jardines.
  Pero sucede que ahora enormes y artificiales barreras se levantan entre los frutos y yo; aunque trate no puedo llegar a ellos; no sólo los separan de mí, sino también de las energías
que estaba dispuesto a trocar por ellos.
  ¿Qué árbitro pasa por encima del justo mercado, permitiendo peligrosos y antinaturales monopolios?
  Allí están, esos cuestionables cercos; levantándose, encerrando y concentrando manantiales de energías enteros; truncando el desarrollo de mi yo, y pisoteando mis mandamientos.
  ¡Tú!; tramposa voluntad; tu codicia y tu desmesura me degeneran; y no lo toleraré.
  Mi ser le demanda a mi yo más energía para mantenerlo; y si entra en niveles críticos, mi yo irá dejando de lado la especulación y decidirá invertirlo todo en transformar mis derechos; en hechos.
  La conciencia se vuelve necesidad y deseo, y mi voluntad se eleva; y ya no permitirá que sea dejada de lado.
  Mi deseo crece y crece.
  Tantos objetos alienados, tanta energía estancada.
  Movimiento; el movimiento es vida, es acción y la más pura existencia.
  Y esos frutos me invitan al movimiento, en el movimiento abandono la existencia abstracta por la existencia en sí.
  Mi yo no se resignará, no se dejará disgregar a los pies de esa dudosa frontera; ¡sino que avanzará!
  ¡Tú!, ¡desproporcionado muro!
  ¡Tú ya no serás!
  ¡Para que mi yo pueda seguir siendo!
  ¡Para que mi yo continúe su evolución!
  Voy a luchar, y voy a vencer; y voy a poder poseer mi merecida parte de las energías; y las transformaré, y las moldearé a mi imagen.
  Y el yo que amo; podrá también participar, fecundar y poner su sello en la forma de ser del mundo.

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