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  Dormía el espacio; un tranquilo, anestesiado océano de ordenados datos; unido y soñando junto a la joven materia; abrazados; entrelazados en un beso, él y ella.

  Hasta que desde dentro, y desde fuera, atacan, cortan y sacuden las energías con todas sus fuerzas; ¡No!, le dicen a la moribunda Era, y ¡Sí!, se dicen mientras festejando crean, un conjunto de mares picados, y un sinnúmero de pequeñas naves; que confusas avanzan y retroceden; con las olas se elevan, y descienden, y a pesar de las olas, se buscan y encuentran; nunca se cansan.

  Se unen, fusionan, y aún más avanzan; y entonces emergen; desde el hirviente espacio, arrecifes e islas; y luego inmensos continentes de materia animada.

  Y se hunde el espacio; y el tiempo acelera su marcha; y los continentes se consolidan y crecen; aumentando, y fusionando sus masas; las volcánicas montañas se excitan; a sí mismas se transforman y fecundan; se encienden, y finalmente, estallan.

  Y llueven en el espacio nuevas camadas; de más refinada materia, de más viriles vientos y naves; y de energías aún más y más osadas.

Un Nuevo MitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora