La Emocion Egoísta

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  Yo.
  Soy.
  Yo soy.
  Yo soy yo.
  Yo me amo.

  ¿Por qué me amo?
  Me amo porque soy; si yo no fuera, no podría amarme, pero si yo no me amara, yo no podría ser. Porque yo soy, me amo; porque yo me amo, soy.
  Yo amo al yo que soy.
  Si yo no me amara, ni me odiara, sería sólo un objeto; si simplemente no me amara, me disgregaría, y sería menos que un objeto.
  ¿Qué es el no-yo?
  El resto; los otros.
  A algunos, los amo.
  ¿Por qué los amo?
  Porque algo del yo que amo, está en ellos.
  ¿Por qué amo a algunos más que a otros?
  Porque el yo que amo se encuentra más en algunos que en otros.
  Pero sólo yo soy como yo. Sólo yo me amo en la forma que me amo; y nadie, ama en la misma manera, al yo que amo.
  Mi yo es energía; energía que constantemente se transforma, pero también se agota en mí.
  Y nadie puede darme su total energía; nadie puede vivir mi vida, ni morir mi muerte.
  Sólo yo, mi Yo, es el personaje; es la centralidad en esta comedia, en esta tragedia, esta puesta en escena llamada vida; llamada mí vida.
  Soy el héroe y el villano, la víctima y el victimario; y a veces, hasta el escritor y el director.
  Cada segundo de mi existencia es energía invertida en mi yo; y principalmente la energía del amor.
  Sólo el amor constante y sincero puede mantener todas las partes de mi yo en común acuerdo y armonía.
  Sólo la redoblada apuesta del amor a mi yo, el amor a mi Ser, puede vencer cada segundo de cada día, a la universal entropía.
  Cada segundo de la existencia de mi ser, es la victoria de esa aprobación y afirmación de las partes que lo componen; que lo crearon.
  Ese amor me enseña lo especial de mi ser, de que es único, irrepetible e intransferible.
  Y que la libertad ha confiado y puesto esta existencia, este ser en las manos de mi yo; y que no puede ir de otra manera que no sea de la mano de mi yo.
  Y que éste yo, tal vez pueda ser superado, pero de ninguna manera puede ser negado.

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