Un Nuevo Tipo De Enemigo

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  En sus comienzos, el Hombre se levantó y miró el mundo, de unos pocos kilómetros de extensión.
  El mundo era demasiado pequeño y simple, y los hombres lucharon entre sí por su posesión.
  Luego los hombres se extendieron, tornándolo unos kilómetros más grande y complicado.
  Pasó a primer plano la lucha contra el misterioso entorno; hasta que nuevamente aparecieron límites; y lógicamente los hombres reencontraron y resaltaron sus diferencias.
  Y los hombres siguieron extendiéndose, al igual que la complejidad de ese Cosmos; y por lo tanto volvían a las treguas en contra de éste.
  Naturalmente, cada vez que se encontraban límites al mundo y sus recursos, emergían nuevos límites a la tolerancia entre personas.
  Y este ciclo continuó y se tornó más complejo, como los hombres, y su mundo.
  Hasta hace no mucho, el mundo, el Universo llegó a ser la tierra; determinante de escasez y abundancia.
  Y no sólo la simplicidad física del mundo y sus recursos, determinó la natural rivalidad; sino, sobre todo, la simplicidad de los mundos internos.
  Toda filosofía de la falsa seguridad, de la pobreza, la resignación y del no cuestionamiento, es más perjudicial que el más reducido de los ecosistemas.
  Veamos a esos universales demonios para los cuales todos y cada uno de nosotros somos tan solo “el enemigo”; para el cáncer no hay nacionalidad, etnia ni clase social; al igual que
para los virus, o la envidia, el odio y la ignorancia.
  Todos somos iguales ante tales males.
  Finalmente, hoy el mundo es grande; mucho más grande y misterioso de lo que podamos imaginar; al igual que esos variadísimos mundos que lo caminan.
  Aunque no fuera de nuestro acercamiento.
  Allí está el Universo, lleno de misterios, de recursos y de aventuras.
  ¡Qué son nuestras diferencias, contrastadas con ese imponente y común enigma!
  Miremos la abundancia del espacio exterior, convirtamos en enemigo a su infinito misterio, luego observémonos entre nosotros; veamos nuestro abusado planeta, nuestra violenta historia, y los vastísimos mundos que se nos esconden incluso en nuestro interior.
  Veremos qué enorme desperdicio hemos provocado, tanto en vidas como en logros.
  Nunca ha habido tormento más universal para el hombre, que lo desconocido; y su más poderosa raíz es la ignorancia.
  ¡Y qué más desconocido que ese vastísimo mundo de mundos que se encuentra saliendo de nuestra terrestre morada!
  ¡Qué potente y unificador símbolo!
  ¡Miembros de la Humanidad!, contemplad nuevamente al Cosmos, desde los átomos a las galaxias; con todos los frutos que nos oculta su increíble misterio.
  Descubríos nuevamente a vosotros mismos, descubrid vuestra igualdad ante el cielo, y vuestra igualdad en querer saciar estos nuevos tipos de sed que despierta.
  ¡Luchad por esta igualdad!, todo problema, toda injusticia, todo desequilibrio y enemistad se abrirá a su resolución cuando veamos que ese misterio nos acecha a todos, y que de todos necesitamos para hacerle frente.
  En su comprensión firmaremos el más trascendente de los pactos sociales, el pacto en el que cada uno de sus miembros se compromete a diseñar y emerger al Ser Humanidad, contra el resto del misterioso, aunque lleno de nuevas y posibles satisfacciones, Universo.
  En esta escena, viene a nosotros una nueva imagen.
  Veo al simbólico y poderoso Argentavis señalando con su vuelo un lugar de especial reservación.
  Allí, donde firmemos tan trascendente pacto, veo que se hacen visibles unos ladrillos, que nos rodean y levantan; lo veo, tal como me pareció verlo en otro momento.
  Veo que nuestro pacto vuelve a hacer visible y levantar lo que en otro tiempo fue un antiguo templo pagano.
  Veo cómo se consolidan sus estructuras, y de ellas sus columnas.
  Veo cómo se vuelve más grande y complejo, y nos levanta acercándonos al cielo y develándonoslo.
  Y veo a la Humanidad, adornándolo, no ya sólo con palabras, sino también con hechos, ¡retomando el camino que le trazó la Vida!
  La veo expandiéndose y llevando su mensaje a todos los rincones del Cosmos; expresándolo y evolucionando en todas las direcciones del espacio y el tiempo.
  Veo que ese templo vuelve a nosotros; que somos parte de él, y que es la comunión marchante con el Cosmos.
  Y Cuando a ese Cosmos lo hayamos comprendido del todo, estaremos preparados para ir incluso más allá.
  Veo esa posibilidad entre muchas, pero tan inexplicablemente cercana.
  Veo hoy, en un puñado de abstractos ladrillos, el edificio infinito de ese ahora renovado templo pagano.


Oh Humanidad,
Dulce Humanidad.
Emprende tu vuelo,
Relata por el Cosmos
Tu verdad.

Cuidado Humanidad.
Son muchos los obstáculos,
Y es mucho su peligro, sí;
Pero saben que el futuro
Se ha enamorado de ti.

¡Despliega tus alas!
¡Y elévate!



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⏰ Última actualización: Sep 08, 2021 ⏰

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