Fuego… Luz, calor y energía. Semejante, aunque indiferente a los dramas de la muerte y la vida; e igualmente fértil en sus poderosas devenidas.Fuego destructor, y creador; transmutador de la materia; fuego desatado, liberado, y a su modo orientado por la trasgresora conciencia del hombre.
Sus hambrientas llamas rozan, se apoderan, y desmalezan una estratégica zona de la tierra.
Se apagan las voces de mil frutos, flores y hojas; sus cenizas claman silenciosas, alfombrando de negro el reseco suelo.
Y compadecido, suelta el cielo una suave llovizna, que hidrata, humecta y casi cicatriza la reciente herida que el gran árbol ha sufrido.
Y el hombre camina; se adentra en el negro círculo; he aquí la tierra que a sí mismo se ha prometido; y deseando; buscando; el igualar en prosperidad a las estrellas, prepara su propio altar; su propio sacrificio; para alcanzarlas, y tal vez superarlas; por medio de lo que ya ha nombrado como su descendencia.
Entonces mira al cielo, mira la tierra; mira sus manos; y solemnemente arrodillado pronuncia la ya conocida frase, la ya conocida respuesta:
¡Sea!Corta su carne, se abre su costado; emana y se vierte su sangre, en el recién fertilizado suelo.
Y la tierra, el barro acepta sus pecados; y se abre tomando la ofrenda hecha semilla; un nuevo embrión de árbol; que ya late, ya respira, y rebosante de nueva vida se despierta.
Humildemente emerge, rápidamente se despliega; y arrogantemente ya florece, y se eleva por encima del mundo, esa particular promesa; ese excepcional fruto; que poniendo en marcha su propia rueda, declara el comienzo y el rumbo, de la Era del Hombre en la tierra.
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Un Nuevo Mito
PoesíaCamínate a ti mismo, y verás cómo la Humanidad se levanta y camina contigo