Capítulo 62

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   Ery tomó aire y cerró los ojos

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   Ery tomó aire y cerró los ojos. Debía controlar sus nervios, o aquella expedición sería un fracaso. Al repasar los libros que ella y Kerni habían separado de los anaqueles, descubrió que estaban escritos en un idioma incomprensible. No había podido entender nada, y el tiempo corría.

   Alan salió para echar un vistazo a los caballos, y Kerni cerró uno de los volúmenes. Se llevó un dedo a los labios, pensativo:

   ―Identifiqué al menos tres lenguas diferentes entre todos estos libros, Ery. Comprendo tu angustia. Es como si esas lenguas hubiesen sido alteradas, como un caleidoscopio de morfemas de distinto origen.

   ―Estando Elven libre otra vez ―dijo Ery en voz baja―, ¿por qué esta valiosa colección sigue aquí? Podría haberse llevado una selección de estos grimorios, y tenerlos al alcance de la mano en Íbisklev.

   ―Tal vez debe de haber algo que le impida "perpetuar conocimientos" fuera del templo, malditos brujos asesinos. ―Kerni dio vueltas entre las manos el tratado, y palpó con el dedo un relieve circular en el lomo―. Qué extraño, Ery: no todos los libros que separamos tienen esta marca. Prueba a leer alguno de los libros dentro del círculo.

   Ery agarró uno de los libros de la sección que trataba sobre el dominio de la sangre, y se alejó de las estanterías. Ya en medio del círculo, abrió el grimorio en la primera página y alzó la piedra de luz sobre el papel. Cuando la página quedó iluminada, los trazos curvos y los puntos de tinta cobraron vida ante los ojos de Ery. Los renglones eran como hileras de hormigas que se movían hasta que los caracteres extraños se transformaban en letras reconocibles y en palabras con sentido.

   ―¡Puedo leerlo, Kerni! ―Sonrió aliviada―. Es increíble, pero encontramos la forma de entender estos libros. Ahora solo nos falta hallar el contrahechizo para frenar la acción de los relojes de arena.

   ―Veo que Exan no se equivocó en traerte con nosotros. ―Kerni fue junto a Ery, y probó a leer el grimorio que la nóckut sostenía al influjo del círculo rojo―. Hummm... Mi intuición con respecto a esa marca circular en el lomo no falló, pero me temo que solo tú podrás leerlos. ¿Qué es lo que tienes allí?

   ―Es un tratado sobre sustancias y minerales compatibles con hechicería. Quizá mencione algo sobre esa arena capaz de absorber sangre.

   Oyeron rápidos pasos: Alan bajaba la escalera.

   ―¿Hay avances? ―preguntó, binoculares en mano.

   ―Hallamos el modo de que Ery pueda leer al menos uno de los tratados, pero no sé cuánto podría llevarnos dar con la respuesta que vinimos a buscar. La mala noticia es que solo ella puede leerlos, y únicamente dentro del círculo.

   ―Qué lástima que Exan Deil haya tenido que destinar a la batalla a sus tres fieles nóckuts ―dijo Alan―. Hubiera sido muy conveniente tener con nosotros a uno de ellos. Aunque lo peor ―se llevó la mano al pomo de la espada― es que hay algo en este lugar que me inquieta. Quizá lo mejor sea llevarnos algunos libros, y preguntarle a Exan si cuenta con alguien más que sea capaz de interpretarlos. ¿Qué opinan?

Venganza y Despertar ||| Libro 1 de Sombras de CondenaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora