Una bruma espesa acompañaba al grupo en las afueras de Valday. Habían salido muy de mañana, según la costumbre del gobernador Siminov cada vez que se trasladaba con su círculo de confianza y la guardia de corps. Aunque ahora el destino era otro. Y él también era otro, después de la horrible muerte de su hija mayor. Silencioso y disimulando el abatimiento, viajaba con su chofer en su propio sedán, y la guardia distribuida en otros tres.
Llegaron al cementerio, la escena del crimen. Aún no había transcurrido ni una semana desde el asesinato de Luna. ¿Qué clase de criatura habría sido capaz de acabar con tantas ilusiones, tanta juventud? Pero mejor no pensar en eso: la entereza que Konstantín lograba demostrar sorprendía a sus allegados, y ahora le tocaba volver a escena.
Abrió la puerta del sedán, envuelto en el humo de los tubos de escape que coronaban los guardabarros. Apenas el frío de la mañana atravesó sus pantalones, volvió a cerrar la puerta y se arrellanó en la calidez del asiento de cuero.
―¿Habrá llegado su socio, señor Morgan? ―le preguntó por la ventanilla al asesor, que acababa de bajarse del primero de los coches de escolta.
―Debería estar llegando. ―Alan miró hacia la entrada del cementerio―. No desespere, que pronto estará aquí. Jamás lo he visto negarse a la inspección de la escena de un crimen, y sobre todo cuando ese crimen tiene que ver con entidades oscuras.
Alan vio que, de un grupo de abedules junto a la calle, salía Exan Deil. Y de inmediato oyó los murmullos entre la escolta estacionada junto al camino. No le resultó raro: ninguno de esos custodios era un Guardián, y qué civil no desconfiaría de un extraño de aspecto tan amenazante, con aquella gabardina oscura y ese sombrero de ala ancha que le escondía la cara. En cuanto la escolta bajó de los sedanes, Alan alzó las manos en señal de conciliación:
―Tranquilos, caballeros. Nuestro Cazador de confianza ya está aquí.
―Al fin ―le oyó decir a Siminov, quien bajó del sedán, y entre la mirada atónita de la escolta fue hasta Deil y le tendió la diestra―. Es un placer conocer en persona a un Cazador. Soy el gobernador Konstantín Siminov.
Exan Deil no correspondió a tanta galanura: le aceptó la mano que le tendía; pero solo se limitó a decir su nombre, seco:
―Exan Deil.
―Supongo que el señor Álex Morgan, aquí presente, le ha referido los principales eventos acaecidos en esta localidad. Me ha dado muy buenas referencias de usted.
―Qué considerado.
―No perdamos más tiempo. Acerquémonos a la escena. A la trágica escena.
Exan alzó una ceja al escuchar esa teatral calificación de la escena. Avanzó entre el grupo de allegados y guardias del gobernador, y un segundo le bastó para lanzarle a Alan Valken una mirada de advertencia, en la que Alan leyó: "Tú estuviste en el momento de la muerte de Luna; ahora déjame las riendas a mí".
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Venganza y Despertar ||| Libro 1 de Sombras de Condenación
Fantasy🏅 Historia destacada por @WattpadFantasiaES 🏆 Finalista de los Premios Watty 2021 🗡 Acción y aventura ✨ Magia 📚 Una bibliotecaria en apuros 🔫 Un Cazador inclemente 🎩 Un joven asesor político rompecorazones ✨ Ery Nebresko abandona su ciudad nat...