Capítulo 33

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   Con las calles vacías, Exan Deil y Ery se desplazaban sin interrupciones entre las casas

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   Con las calles vacías, Exan Deil y Ery se desplazaban sin interrupciones entre las casas. Los habitantes debían de estar refugiados allí dentro, o quizás habían logrado huir lejos de la tormenta.

   Ery no tenía idea de a dónde iban. Siguiendo los pasos del Cazador, solo era consciente de la mirada de las gárgolas. Recién llegada a la ciudad, había imaginado ―y soñado― que aquellos seres mitológicos cobraban vida y la perseguían hasta terminar hechos pedazos por la mano de Exan Deil. Y al final fue el Cazador quien terminó salvándolas a ella y a Arixia, pero de las garras de una arpía.

   ―¿Adónde vamos, Cazador? ―dijo Ery.

   ―Necesitamos un espejo-portal. Hay una segunda delegación de Guardianes a metros de...

   ―Espera. ―Ella se detuvo en una esquina―. Por un momento, creí sentir que ya había estado aquí.

   Señaló la fachada de la esquina: era una tienda que se asemejaba mucho a La Cueva del Uróboros. Se imaginó entrando y saludando a Melquíades Derkin y a Remi.

   Iba a disculparse y a retomar la marcha junto a Exan, pero él se adelantó, abrió la puerta de la tienda y entró.

   El interior se sumía en penumbras, y del techo pendían a muy baja altura decenas de lámparas de metal y de papel que debía esquivar porque daban contra su sombrero.

   Ery aspiró el aroma a vainilla de los polvos de luz. No todos emitían la misma fragancia, y Arixia le había enseñado a identificarlos.

   ―Es una tienda de luminarias ―dijo.

   Reconoció de inmediato los faroles de papel estrellado que iluminaban el mostrador de ventas, idénticos a los que tanto le habían llamado la atención apenas pisar La Cueva. Esquivando a su vez las lámparas colgantes, llegó al centro de la tienda. No había pared que no apareciera cubierta con anaqueles y fanales de toda clase.

   ―Ni señales del dueño ―apuntó el Cazador.

   ―Algo que averigüé en la Escuela ―dijo Ery señalando las pantallas de estrellas― es que el papel de estos faroles se consigue únicamente del sur de Berisia.

   ―Desde que el puente norte del Gran Río fue destruido, todo debe cruzar el sur de la región. Eso beneficia más a algunos mercaderes que a otros para comerciar ciertos bienes.

   Ery pensó en Rimah Lid, una de los proveedores de Arixia y la única que vendía aquel tipo de elementos, según las palabras de aquella mujer que había conocido en la feria del bosque. Y fue en esa misma feria de carromatos donde había comprado una capa de viaje escarlata confeccionada con tela de Berisia.

   ―La mayoría de los productos de esta ciudad proviene del sur de Berisia ―seguía diciendo Exan.

   ―¿Dónde estará el dueño de esta tienda?

Venganza y Despertar ||| Libro 1 de Sombras de CondenaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora