Capítulo 65

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   Sentada a la mesa del estudio, Ery se desperezó

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   Sentada a la mesa del estudio, Ery se desperezó. Frente a ella, el Buscador había dejado el libro polvoriento que encontró en una estantería, y ahora caminaba por la habitación, la mano en el pomo de la espada, como cumpliendo una ronda de guardia. Todo el tiempo había mantenido esa actitud vigilante.  

   Ery miró al piso y contempló el círculo rojo que la rodeaba, satisfecha.

   Dos horas atrás, se le había ocurrido replicar en el estudio el círculo trazado en el templo subterráneo, aunque sin aquellas runas cinceladas en plata. Alan la había ayudado a trazar un amplio círculo alrededor de la mesa, sirviéndose de los crayones de polvo coloreado que ella siempre llevaba encima.

   Ery tenía la esperanza de poder leer los grimorios seleccionados por Kerni dentro de este nuevo círculo, y había resultado: cada página de los libros marcados en el lomo por aquel signo circular era perfectamente legible para ella. Ery se había abocado a la revisión de aquellos tratados, enciclopedias y libros de hechicería antigua. Entre todas esas páginas desbordantes de caracteres que danzaban ante sus ojos hasta que ella lograba entenderlos, había algo familiar; sobre todo en las notas de los márgenes. Las letras y los trazos la trasladaron a sus estudios en Portis Edenia, más precisamente a la Casa del Conocimiento. Era curioso: la caligrafía le recordaba muchísimo a la de Alestia Vorsch.

   "De nuevo me envuelve tu sombra, maestra ―pensó Ery, cerrando el último de los grimorios―. Cuando tuve aquella visión de Elven, me pareció estar escuchándote. Y ahora vuelves".

   Se preguntó qué significado tendría esta asociación involuntaria. Bostezó y recostó la cabeza en los brazos.

   ―¿Estás bien? ―dijo Valken, deteniéndose.

   ―Estaré bien después de comerme uno de esos panes energéticos. ―Ery se levantó y rebuscó en la mochila el paquete, sacó un pan y se lo acercó a la nariz―. Huele delicioso. ¿De qué estarán hechos?

   Valken soltó una risita.

   ―Secretos nóckut ―dijo, retomando el ir y venir por el estudio―. Pero cómelo tranquila.

   Ella obedeció. El pan estaba realmente delicioso.

   ―¿Encontraste algo entre todos esos tratados, Ery? Te vi tomar varias notas.

   ―Sí, ya sé cómo contrarrestar el poder de la invocación de los relojes de arena. Lo único que necesito es un mapa de la región, y sellos de protección muy, muy poderosos.

   Alan se detuvo frente a la mesa, y se inclinó hacia Ery:

   ―Mapas. Kerni usó uno para llegar a la gruta. Quizás encuentre alguno más entre sus pertenencias. En cuanto a los sellos, ¿de qué nivel necesitas?

   ―Debemos sellar cada una de las ciudades ―explicó Ery― para evitar que dentro de ellas se manifiesten los espíritus, o cualquier otra entidad.

Venganza y Despertar ||| Libro 1 de Sombras de CondenaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora