CAPÍTULO 1

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Otra noche donde la lluvia acompasa mi calvario. Las gotas del tejado caen como lágrimas reflejando el dolor de mi existencia. Perdí amor, autoestima, fuerzas e impulso para seguir. ¿Qué hice para vivir esto? ¿Por qué la persona que piensas que debe cuidarte es la misma que te destruye?

—Hija... —tocan la puerta y no respondo viendo la lluvia caer.

—Pasa mamá.

—No puedes dormir ¿cierto? —niego sin verla y su presencia está en mi espalda.

—Quiero salir de aquí mamá. —Las lágrimas ya quieren salir por el dolor y el castigo que cargo sobre mis hombros desde aquel día.

—Tu padre nos encontrara. —Su brazo pasa por mis hombros abrazándome con fuerza <<tengo miedo a perderla igual>>

—Él no es un padre —respondo con ira.

—No es tú culpa lo de esa noche.

—Para él sí lo es. —Quito mis lágrimas con rabia al recordar lo que su maldito machismo nos hace sufrir en estas cuatro paredes

—Ya llegué. —Su voz suena en la sala y mi madre sale asustada a recibirlo

Esto es cada noche al verlo llegar alcoholizado y ciertas veces drogado de la calle. Mi madre aguanta humillaciones trayendo prostitutas a nuestro hogar mientras se la folla frente a ella.

—Te quiero lista para mañana en la noche —siento su mano en mi nuca jalando mi cabello y el miedo ya se instala—, no me des la espalda perra. —Me empuja a la cama y caigo rebotando por mi delgadez.

—No quiero hacerlo. —Sus ojos se oscurecen y vuelve a tomarme del cabello girando mi cara respirando su asqueroso aliento.

—Lo harás —demanda—. No quieres que tu mami de nuevo sufra ¿verdad?

—Te odio. —escupo con rabia y su mano golpea mi rostro.

—Déjala Roberto. —Mi madre trata de acercase, pero la arroja al piso con el puño que le propina.

—¡Mamá! —grito levantándome, pero él me lo impide agarrando del cabello a mamá

—Última advertencia Isabela —mi madre bota sangre y mi rabia por matarlo anhela que suceda—. Mira a tu madre y piensa bien las cosas.

—Suéltala por favor —digo entre lágrimas.

—Espero que cumplas. —Tira de mi madre arrastrándola y sus sollozos se alejan. <<otra vez no>>

Tapo mis oídos tratando de apaciguar esos gritos de hace seis años.

Un golpe, otro golpe. <me vas a servir maldita perra>. Gritos de súplica otra vez <no padre, no lo hagas> primera compra <no déjenme> segundo servicio <linda muñequita Roberto>

—No... —Los momentos vuelven. Me muevo tratando de soltarme.

Mi madre inmóvil en el suelo y un charco de sangre a su alrededor <no vuelvas a negarte, la próxima si la matare> <tu mataste a mi hijo maldita bastarda>

—¡NO! —grito con fuerza sintiendo las gotas de sudor bajar por mi sien. Mi respiración está agitada, vuelvo a tranquilizarme al ver que estoy en mi refugio.

Miro la puerta con miedo que vuelva. Mi habitación es mi refugio; abrazo la almohada tratando de protegerme, no quiero que pase. No fue mi culpa. <repito en mi mente>. Quiero volver el tiempo a haber evitado llegar a este mundo si no fuera tan cruel como no lo pintan.

¿Por qué papá nunca me recogió en la escuela? ¿Por qué me lastima? Quiero vivir una vida normal sin castigos y amenazas. No tengo amigos, nunca conocí un amor que me cuidara del castigo de papá<<murió por mi culpa>> si nunca hubiera salido; él no se enteraría.

El sol entra por mi ventana recordando otro día de mi asquerosa existencia ¿Si vuelvo intentar acabar con este dolor? Ya lo intenté una vez y el malnacido de mi padre me salvó y un castigo recibí.

—Hija baja a desayunar —escucho la voz de mi madre del otro lado de la puerta.

Dejo que el agua fría recorra mi piel tratando que quitar las manchas que tengo en mi alma y cuerpo. Lloro porque es la única manera de desahogarme de todo lo que llevo dentro. Tomo una camisa larga que tape mis manos y cuello con pantalón largo <<tengo asco de mí misma>>

—Buenos días familia —su voz solo me asquea—. Hermosa mañana ¿verdad mi amor? —besa a mi madre y en su rostro se encuentran hematomas y el labio roto <<por tu culpa, no haces nada bien>> —, esta noche Isabela tiene trabajo pendiente.

—Por favor, Roberto no lo hagas te lo pido —solloza mi madre.

—Madre...

—¡Basta! —golpea la mesa y agacho la cabeza— No dejare ir esa ganancia —vuelve a sentarse—. Ahora sírveme mi desayuno que voy tarde al trabajo y no las quiero ver fuera de casa a ninguna de las dos.

Leo un libro en la biblioteca de la casa, añorando esos sucesos escritos en esas páginas. Donde el amor te protege, momentos que te enseñan a ser fuerte, ese príncipe que te salva del hoyo cuidándote y amándote como eres <solo pasa en los libros> porque la realidad es otra. Si amas te destruyen o te lo arrebatan, si sueñas te imponen y te tropiezan, si luchas vuelves al castigo. Nada es bueno en la vida real, solo sufres, soportas y nunca vez la luz del túnel por estar lleno de oscuridad. Algunas somos manchas en el destino que nos hacen cargar la cruz de algo que somos inocentes, otras nos encerramos en creer en la felicidad y solo nos aferramos a estar solas.

A mí me arrebataron el amor, amistad y apoyo. Me quitaron esa felicidad que desde niña; pensaba que mi vida iba ser llena de regalos, dulces y momentos inolvidables.

—Isabela —mi madre se apoya en umbral con una taza de chocolate y galletas de avena.

—Dime madre. —Deja la bandeja a mi lado sentándose recogiendo mis manos con las suyas

—Siento mucho todo esto —observo su belleza a través de esos golpes y sigo admirándola por la mujer que ha sido.

—No te preocupes madre —la abrazo con fuerza recordando que es lo único que me impulsa salir de aquí y buscar ayuda—. Te amo demasiado.

El tiempo pasa y mi vista solo se fija en el techo siendo atormentada por los recuerdos y escenas de toda mi vida: muerte de mis amigos, familiares y personas inocentes que por mi culpa ya no están <<mejor acabar con esto de una vez>> mi mente repite hacerlo; sin embargo, una lucha me mantiene y es vengar el dolor que mi padre ha sembrado desde que tengo memoria ¿Qué hice mal? Todavía no lo logro comprender tanta atrocidad de la vida contra mí.

El vidrio reflector acoge mi figura observando mi delgadez. Las hebras de mi cabello onduladas brillando y resaltando el color negro azabache, mis labios pálidos, mi piel blanca exfoliada por las cremas hechas de mi madre. El color avellano oscuro sin brillo que solo conocen las lágrimas y dolores de cada golpe y acto por mi padre. Ciertas ocasiones siento descargas en mi cuerpo sin entender porque se producen, sensaciones nunca antes vistas y quemaduras interiores queriendo salir a destrozar. Aun no entiendo el porqué de ello, debe ser de tantas mierdas de mi padre por tomar mi sangre ha logrado introducir algo que afecta mi sistema y, sí. Mi padre cada mes toma mi sangre tratando de beberla con no sé que fin, una vez de pequeña pregunté y me gané el primer castigo; madre no quiere decirme, y cuando no sigue logrando lo que quiere despierta la furia en él arrasando conmigo maltratándome hasta llevarme a su sótano de torturas.

Esta soy yo, Isabela Johnson Bennet. Una chica de 22 años, cuyo significado solo es sufrir, una chica que perdió el brillo por la vida, que no le encuentra sentido a eso que llaman "vivir" que solo busca sobrevivir y ver las olas siendo abrazada por la brisa y los diferentes aromas del mundo exterior. 

FalaciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora