CAPÍTULO 44

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No sé cuantas horas llevo en este calabozo castigando, cortando cabezas, lengua, manos y tirando al arco usando los cuerpos de la victima sacando la misma respuesta. Aunque, Roberto Jonhson haya sido ejecutor, solo él sabe el nombre del asesino ya que él le queda grande asesinar y lo obtendré utilizando su vida a mi antojo.

El apetito me abre las ganas de comerla sobre mi escritorio y que ande con sus niñerías me cansa, limpio mis manos quitando los restos de sangre viendo los cuerpos mutilados en el suelo. Busco mis pertenecías encontrando cero llamadas o respuestas de su parte, lo único que se refleja son gritos de Alice en notas de voz y que apure el culo que la princesa me espera en el Palacio «esto no es real» se toman atribuciones jugando a un matrimonio feliz cuando solo es para tener control en el consejo.

Tomo un baño, ajustando los gemelos de oro blanco que distingue mi símbolo en el palacio y el rango de guardián. Ajusto el traje antes de llegar al salón y verifico alguna señal de la maldita caprichosa que no deja de martirizar mi cabeza... ella se lo pierde... no estoy para rogar mierdas.

El contrato se encuentra con un vestido blanco que destaca su estatus social y la tiara con pequeños diamantes decoran su cabello lacio que se encuentra cerca de sus pechos... es hermosa. Tomo mi atención en todos que se encuentran como si fuera una cena familiar y ruedo los ojos por los patéticos y payasos que se ven formales.

—Buenas noches —saludo con voz gruesa que hace enderezar a la chica de ojos verdes.

—Buenas noches mi lord —se inclina y sus costumbres solo me hacen vomitar—, disculpe mi intromisión a sus aposentos. Espero no causarle problemas.

Asiento sin responder y busco la mirada de Alice.

— Dominick está agradecido con su presencia en nuestra morada mi lady —acontece.

—El grato es mío señora Meyers —tanta formalidad solo me da ganas de querer follarla en cuatro hasta sujetarla del cabello y morderle la espalda.

Maldita desgraciada.

—Pasemos al comedor —propone y todos se levantan buscando la gran mesa de mármol.

Alice se sienta en la cabecilla mientras agarro el otro extremo sin tener algún tipo de cercanía. Los guardias del contrato se quedan en la entrada vigilando y todos hablan animados y mi cerebro solo controla el cronometro que me hará estallar rompiéndole el coño a la pelinegra.

—Los rumores no cesan en la casa real luego de su partida —Alice la elogia y sus mejillas se colocan rojas—, el compromiso es muy esperado en Bélgica para las próximas elecciones.

—Mi padre está agradecido de haber colaborado con usted para mi pueblo y poder ayudar a los pobres, mil bendiciones para usted mi lady —esclarece—, todos ansían con tomar posesión del puesto de mi padre en las próximas elecciones —enfatiza.

—Estamos complacidos que sea usted quien lleve un buen ejemplo en nuestras familias —enardece mi abuela—. Espero que sea de su agrado su estadía aquí princesa.

Detallo sus movimientos dándome miles de escenas que esto se formará un caos si se toma con el torbellino que tengo en mis sábanas en las noches.

—Espero que sea de mucha ayuda en su palacio mi lord —se dirige a mí y mis labios no emiten sonido—. Estoy agradecida por el recado.

Miro a Alice que asiente dándome la respuesta que es uno de sus movimientos, no le sonrío y solo asiento llevando la verdura a mi boca sin decirle algo.

—Cuéntanos un poco sobre ti —propone Maximus.

—Soy hija única entre la familia Tourner Hets —responde—, princesa del reino bélgico y defensora de los derechos de los niños y mujeres de mi pueblo —detalla—. Mi familia ha sido sucesora desde una década ofreciendo paz y lo mejor a la comunidad.

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