CAPÍTULO 53

39 5 2
                                    

Dominick Meyers

Luego de una noche donde saborear el coño de la pelinegra fue el itinerario que no me cansaba de repetir.

Ajusto los gemelos que portan el símbolo de mi familia. Ella sale del baño con una toalla que le tapa el cuerpo el cual me hace enojar por no dejarme apreciar esa figura.

—Iras al Palacio —asiento a su pregunta y la muy maldita se quita la toalla dejándome ver el cuerpo desnudo que gruño al ver tal acto—. Que te vaya bien, iré a tomar el té con una amiga.

Que se acueste de espaldas sobre la cama me endurece la polla y busco autocontrol donde no la tengo para poder cumplir con mis obligaciones...maldita... eso es lo que es.

—¿Qué amiga?

Vuelvo a gruñir cuando se mueve y sube un pie dejándome ver su culo y la abertura de su coño «es una provocadora», giro la cabeza terminando de colocar el Rolex de oro blanco con el fondo M y un león en el centro.

—Una que quiere hablar conmigo —habla contra el colchón meneando el culo—. Llegaré al Palacio en la tarde.

Mejor me voy.

—No olvides ir donde Maggy.

Llego a mi despacho teniendo carpetas sobre la mesa que tiro un lado para jugar en el celular con los pies sobre la mesa.

La persona que se adentra la despacho se queda estático por lo siguiente:

—Quiero que sabotees las piedras de la divinidad —espeto y su rostro se coloca pálido—, la sangre de Isabela será intercambiada por una de los guardianes.

—¿Qué?

—¿Otra vez con problemas auditivos?

—¿Cómo me crees capaz de hacer eso? Es una de los símbolos más importantes del Palacio —habla histérico—, sin contar que a cada competidor le harán pruebas sanguíneas.

—Isabela carga el brazalete —explico—, la hace inmune al Palacio al tener ese veneno. Lo único que necesito que esas pruebas salgan intactas.

—Me van a exiliar si saben que manipule los símbolos sagrados —dice y agrega—. Llévate a Isabela, te dije que no la envolvieras en tu mierda y te dije que no merecía todo esto.

—¡Pero la quiero conmigo! —rompo los estribos—, y cuando algo es mío, no lo voy a soltar. Así que busca una idea rápido antes que seas exiliado, pero a las mazmorras.

—Esto es una locura —moja—, solo queda cambiar las piedras de Isabela.

—Sabes bien que las piedras una vez puesta no se podrán cambiar.

—Para eso Isabela debe ser la primera en hacer la prueba de las piedras y luego los demás —analizo las ideas—. Al ser la primera puedo colocar algo sobre las piedras con ayuda de Maggie para que no salga que es una persona infectada, ya luego todo saldrá normal para los demás competidores.

—Solo tenemos tres días —enfatizo—. Solo tres días para organizar todo.

—En la lista debe ser Isabela de primero —expone y asiento—, y la única que tiene esa lista es...

—Yo me encargo.

—Solo espero que todo sea por un buen final —dice—, espero que no salga lastimada; eres mi amigo, pero Isabela ya ha sufrido mucho.

—Solo haz tu trabajo Jasper —espeto—. Lo demás es mi problema.

—Cuando hablas de ti mismo, el enfoque es egoísmo y egocentrismo.

FalaciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora