CAPÍTULO 41

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La reunión acaba y la familia Meyers queda de ultimo hasta que salta la primera voz:

—¡Esto es una locura! —grita la peli castaña—. ¡A mi hijo lo utilizas a tu antojo! —grita cerca de la mujer que ha sido una piedra en los zapatos en sus largos años de vida como esposa y madre.

—Dominick ya está muy grande y lo suficiente diría para tomar sus decisiones y no soy quién para meterme.

—Correcto... —secundo.

Mis manos forman un triángulo siendo esclavo de mis pensamientos: fresas, calefacción, desnuda y bienvenidas calientes. Las dos mujeres se gritan entre sí y, solo me quedo a la espera que terminen y poder seguir con mis compromisos.

—¿Acabaron o debo seguir esperando? —vuelven a verme hasta que mi madre se acomoda en su lugar tomando su postura.

—¡No acepto esta unión! —grita hasta escupirle odio cerca de mi abuela—. Tú y solo tú has dañado y utilizado a mis hijos a tu antojo, has ultrajado el amor que teníamos como familia y uno de ellos nos odia por tus cizañas, solo te interesa tener el poder maldita hija de perra.

—Acepto el alago, gracias —suelta con sarcasmo—, pero no me metas en el asunto de amor entre tus hijos y tú, cuando no es mi culpa que no sepas criarlos de buena manera.

—¡Solo creaste un monstruo! —vuelve a rugir— no te importó el amor de una madre hacia su hijo, hiciste de él solo hombre lleno de odio con rencor y ambicioso que daña por sus intereses.

—Y es lo que deberías agradecerme —rueda los ojos agregando—: convertí a tu hijo en un ser con reglas, fuerte y omnipotente, siendo el más poderoso de la historia luego que el abuelo. No es caso mío, es tuyo por ser tan débil y noble sino; mira el fiasco que tienes a tu derecha.

Los hombros de mi hermana menor decaen y sé que se siente verte como un ser derrotado que todos ven y que no eres capaz de superarte. Nunca he intervenido en su vida, crianza, sueños o metas; tampoco es que no la quiera, aunque una parte de mí lo haga por ser mi hermana; nunca mostré un tipo de afecto hacia ella o mi madre. Me he mantenido al margen de todo.

Nunca dejó de apoyarme desde que desaparecí con Matt y aunque mi abuela la mire de esa manera por no mostrar lo que ella es en realidad, no voy a dejarla de lado. Por otro lado, el trato que le da Alice la hacen sentir una persona menos, que soy su espejo y, puede que le diga que brille como se le da la gana, que no debe parecerse a mí. Sin embargo, sé que ese sentimiento la derrumbaban más tratando de ser igual a lo que soy y Alice solo reprocha sus intentos de tener un afecto hacía ella.

De todos sus nietos, Alice siempre me ha apoyado más, siendo su nieto por decirlo "preferido" aunque yo diga que eso no existe; solo que los demás no tienen los huevos de ponerse al mando del palacio persiguiendo sueños banales cuando tienes el mundo a tus pies por el apellido y los poderes que otorgas por ser algo diferente a lo común.

—¿No dirás algo? —Alexandra me cuestiona y alzo los hombros de modo de poca importancia.

—Si debo hacerlo, lo haré.

—Pero... y tus sueños, metas —vuelve a cuestionar—. Un matrimonio no es así por así, debe haber amor, comprensión, comunicación para tener algo duradero.

—Déjame buscar un bote —ladeo con una sonrisa—. Para vomitar al escuchar tanta payasearía.

—Dominick, un matrimonio sin amor no dura.

—Un matrimonio con amor solo desune la familia —enfatizo y es el golpe que le quita el brillo en sus ojos—, por las dos partes es igual.

—No es lo mismo...

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