CAPÍTULO 11

111 11 26
                                    


Isabela Johnson

Tres días que mi rutina se ha vuelto distinta a la que pensé. Ahora Álvaro me tiene en un pedestal por generar a su cuenta bancaria y yo sin mover un dedo. Apoyo mis manos en el borde la cama mirándome los pies como si fuera lo más entretenido del mundo.

No he vuelto a saber de él entre estos días, ninguna nota o algo que pueda decirme que todo está bien. Sus labios aclaman estar en los míos y quiero sentir su aroma, su mirada intensa que demanda a cada nada que conectaba con los míos...

—¿Dominick? —mi voz queda de paso cuando llega donde estoy. Posando sus brazos por mi cintura estrellándome contra su cuerpo besándome con ferocidad.

—No puedo aguantarme un día más —jadea entre mis labios—. Necesito follarte fresilla.

Sigue moviendo sus labios y su aliento se funde con el mío. Mi cuerpo se siente diferente cuando lo toca a su manera logrando que mi mente se bloqué por las sensaciones que emite mi cuerpo con el suyo tan cerca.

—Dime que pare... Antes que no pueda controlar lo que sucederá —no respondo a lo que me dice—, fresilla háblame que juro que te arrancaré la ropa y no querrás ver lo que sucederá.

—Hazlo —digo sin pensar y él asiente volviendo a besarme, pero con lentitud.

—¡Dios! —remarca su miembro en mi estómago y mis manos tiemblan sin saber qué hacer—. Llevo noches imaginándote sobre mi cama en diferentes posiciones mientras eres embestida por mí y que tus gemidos sean el sonido que repetiría mil veces en mi mente; mientras tus fluidos serán mi néctar favorito.

Me sube a horcadas y mis manos rodean su cuello a la vez que su lengua pasea por mi cuello dejando besos suaves y calientes. Me deposita sobre la cama colocándose sobre mi cuerpo y sus ojos azules se oscurecen fundiéndose con mis avellanos.

La ropa queda de lado cuando él la hace trizas y su torso bien trabajado queda a simple vista con sus cuadros y la línea en medio. Mi corazón está desbocado por lo que sucederá ya que mi vida ha sido un completo asco, mis nervios están elevados por tener encima a un hombre esculpido por los dioses antiguos qué ahora solo me mira fijamente desabrochándose la bragueta; quito la mirada y su mano se mueve en mi plano estomago subiendo lentamente entre medio de mis senos.

—¿Preparada?

No, sinceramente no lo estoy al tenerlo casi desnudo encima de mío. Asiento tímida y hace que lo mire depositando un beso en mis labios.

—Dominick yo...

—Shh —coloca un dedo en mis labios—, voy a borrar cada maldito momento que tu padre ha marcado y solo vas a recordar mis labios en cada parte de tu cuerpo y solo me vas a recordar a mí fresilla porque a partir de hoy solo a mí me vas a recordar.

Cierro los ojos cuando siento su boca en mi pezón y es una sensación increíble que pensé que no existían. Lame con suavidad dejando pequeños mordiscos erizando mi piel; relamo mis labios al sentir su boca chupar con demencia. Su otra mano recorre mis muslos y mi entrepierna se encuentra mojada por sus toques de hace un momento.

—Tus tetas me encantan —dice con voz ronca y mi mente se encuentra bloqueada—. De esto te hablaba fresilla—susurra en mi oído y sus nudillos tocan sobre la tela mojada—, sentirte mojada por completo —mordisquea mi cuello—. Te lo haré tan duro que hasta deletrearas mi nombre.

Sus dedos corren la tela y me subo un poco al sentir su pulgar tocar mi punto masajeándolo con suavidad. Vuelve agarrar uno de mis pechos en su boca jugando con el mientras sus nudillos juegan con mi sexo. Introduce dos dedos y mis muslos tratan de cerrarse y él impide el acto moviéndolo dentro de mi canal mojado.

FalaciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora