CAPÍTULO 38

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Narrador Omnisciente

Los días se vuelven más fríos en aquella casa; el calor familiar se ha esfumado y ahora solo alberga penumbra y sed de venganza. Las risas, desayunos y tardes en familia se borraron aquella noche que ha sido arrebatada una pieza valiosa.

—¿Noticias?

El hombre trajeado todas las noches no se despega de aquella ventana con ansias de tenerla en casa bajo su cuidado.

—Si mi señor, la señorita se encuentra en Alemania —informa uno de sus servidores con la cabeza inclinada al estar con el gran rey de los mundos bajos—. La señorita Johnson...

—¡Que no se llama así! —exclama eufórico al escuchar tan solo ese apellido junto a su nombre.

—Disculpe mi señor. La señora Roux se encuentra en las afuera de Alemania junto al hijo mayor de los Meyers —el hombre se voltea al escuchar tan osado apellido—; uno de nuestros respaldos ha sido infiltrado en el Palacio para el cuidado de la señora.

—Perfecto, ¿ novedades de Roberto?

—Sí señor, esta nota iba dirigida a la señora, pero logramos detenerla.

Agarra la nota leyendo con burla las siguientes letras:

"El infierno la vivirás en mis manos..."

—Patético, cuando ella es dueña del fuego y todo lo que conlleva —espeta aquel hombre a la vez que sigue leyendo guardando las ganas de degollar la cabeza del hombre que solo crea un circo en la cabeza.

—Señor, nos informa que hubo una emboscada —la rabia lo vuelve a consumir.

—¡Quiero que protejan a la señora con sus vidas! —demanda y busca su portátil dándole vista al panorama—. No quiero que se dejen descubrir; asesinen todo aquel que se le intenten acercar; de Meyers nos encargamos luego.

—Como desee mi señor —el chico se mueve para mandar más de sus hombres al lugar—. Todos los veteranos en vista del objetivo, no se despeguen de la señora.

No quiere verse expuesto y por eso espera paciente todos los días en aquella ventana ansioso de su regreso; donde debe estar y nunca haber salido. Años en la espera de su ubicación y ahora no habrá que nada lo detenga...

—Pronto estará con vosotros —las suaves manos de la mujer manosean su pecho al ver que nunca se despega de aquel vidrio que solo le ofrece arbustos.

—Roberto morirá y será una tortura que nunca tendrá descanso —exclama el hombre—. De igual manera a Meyers le llegará su momento por ponerle las manos encima.

No hubo días en que durmiera; donde comer en paz se esfumaron al saber que su reina está en manos equivocadas. Extraña su olor, su sonrisa y el aura que transmite cuando no conoce el potencial que corre por sus venas.

Quiere volver aquella noche donde la volvió a ver, sus ganas de mantenerla alejada de dos maniáticos le desesperan; pero su paciencia para mostrarse ante dos monstruos y llevarse aquella joya era lo que lo mantenía con esperanza y; que sus planes salen cada vez a la perfección.

Por ella es capaz de esperar el tiempo adecuado para tenerla en sus brazos, mantenerse todavía entre las sombras para cuidarla hasta el momento de mostrarse y hacerle saber que muchos le mienten; cuando se merece el mundo a sus pies.

—¿Crees que acepte esta vida? —pregunta la pelinegra mientras lo abraza por la espalda ofreciéndole una copa de vino.

Ve las mujeres a través del espejo.

—Poco a poco —contesta aquel hombre.

Estuvo años tratando de volver encontrarla; en mover todo su poder para tener su paradero. Sin embargo, aquel hombre borraba sus huellas cuando era detectado, y su único boleto para moverse es saber que cayó en las manos de otro destructor que se siente dueño de los poderes de los demás, pero esta vez no será su victoria. Le pertenece lo que tiene en su jaula, no es de él; es suya.

—Mi señor... —su guardaespaldas de confianza lo hace girar en espera de otra noticia que le alegre los últimos días—. La señora recibió nuestra nota y el infiltrado ya se encuentra en las filas del palacio; estoy a su disposición mi señor.

—Quiero un Lycoris radiata para Roberto —demando mientras recojo un lirio—. Una de estás para la familia Meyers; que este reciba el pésame por su hijo.

—¿Algún recado para el señor Roberto? Mi señor —su pregunta lo hace analizar todos los acontecimientos.

Tic toc... —es lo único que sale de aquellos labios con una sonrisa macabra a la vez que la pelinegra lo acompaña en el momento.

La mujer se acerca luego que su empleado los dejara solo para apoyarse sobre sus piernas.

—Ella será la destrucción luego que descubra cuál es su lugar —expresa acariciando la barba poco abundante del hombre—. No será el fin del mundo, pero si el inicio de una bomba nuclear que destruirá donde pise.

—Eliminaré todo hasta que no quede nada en su mente —el hombre bebe de su trago hasta decir—: Se merece que tenga el mundo a sus pies.

—Va hacer difícil que acepte este mundo y lo que será.

—Tuve la paciencia para no mostrarme y decirle quién es en realidad —espeta levantándose del mueble—. Y tendré la paciencia para que acepte su destino y la vida que nunca debió desprenderse.

Deja la mujer en aquel salón hasta llegar a uno de sus tantos ayudantes que tienen poca información sobre lo que quiere.

—Ya mandamos a quemar tres pueblos mi señor —muestra una pagina negra que a través de una luz blanca se ve el cerebro de una persona—. Pude conseguir un poco de información y la señora tiene mucho veneno en su cuerpo que la consume y sino intervenimos a tiempo para poder limpiarla; puede entrar en estado vegetativo

—¿Cuánto tiempo calculas?

—Puedo decir que nueve meses o quince —confiesa y es algo que quería evitar—. No hay seguridad en las posibilidades.

—¿Alguna manera para retrasar ese estado?

—No mi señor, la única que ella pueda tomar la poción y eliminar pequeñas toxinas; sin duda puede ser el camino. Por otro lado, al tener tanto veneno algo en ella cambiara.

—Es algo que debe pasar —el hombre se mueve de un lado a otro—; ella se transformará siendo el miedo al escuchar su nombre y de dónde proviene.

Solo él puede salvarla.

—La chica que tienen en el palacio solo pudo contrarrestar los químicos —habla el joven que tiene toda la información médica—; pero no pudo eliminarlas ya que no conocen de nuestro antídoto.

—Que se mantenga así, mi bella flor será la venganza que no se querrán cruzar —mueve los dedos en el holograma que le da la vista al palacio—. Quiero que las notas lleguen a sus manos y si le tocan un solo cabello quiero que intervengan; la quiero completa o el castigo infernal lo tendrán ustedes.

.....

Son capítulos sin editar. Disculpen las fallas que puedan encontrar en el camino.

Con amor, Mery

Con amor, Mery

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