CAPÍTULO 28

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Dominick Meyers

«Desgraciada» es una maldita. Trato de concentrarme en la mamada que recibo por la castaña que chupa con fiereza y, solo pasa esos avellanos por mi mente queriendo que sea ella quien me lama, chupe y mame como sabe; admirar la vista que recibo cuando la tengo de rodillas lamiendo como ninfómana llena de inocencia y su lengua rodear la punta...Joder....

Agarro un puño del nacimiento de su cabello, follando la boca de la castaña con velocidad hasta rozar mi glande en su garganta.

Quiero que sea ella quien reciba mi eyaculación. No puedo dejar de desearla y anhelarla en mi cama, aunque sea prohibido, solo quiero encajarme hasta sentirla apretar mi polla con su canal estrecho y dilatado cada vez que la follo.

No soy imbécil, su rechazo debe tener un motivo que voy a descubrir. Pero ya es mía desde que se tropezó conmigo: fui yo quien la sacó de ese mundo de mierda y solo seré yo quien la haga renacer siendo mi tentación prohibida.

—Quítate.

Amago su cuerpo liberando la presión que tiene mi polla manoseándome para terminar lo que su boca no pudo. Vuelvo a imaginarla acelerando mis movimientos sintiendo la sangre bombear en el falo endurecido; echo la cabeza hacia atrás relajando mis hombros descargando la eyaculación en mi mano a la vez que suelto gruñidos con la respiración pesada.

—¿Qué esperas?

Miro a la castaña que queda perpleja al verme en mi estado y solo limpio los restos «en vez de tragárselo ella»

—Quería que terminaras en mi boca —sus tetas pequeñas se encuentran excitadas mostrando los picos erectos.

—En cambio, yo no —alego y acomodo mis pantalones—. Recoge tus cosas y lárgate.

—Quería que fuéramos a cenar esta noche, o ir al teatro —propone y ruedo los ojos por la ridiculez que dice.

—Tengo mi agenda ocupada —estás cosas son las que evito—. Y solo descargué las ganas de follar que tenía; no es para que ya hagas planes esperanzada que lo haré.

—Solo quería que nos conociéramos.

—Ya te conocí —espeto arrojando los paños a la papelera.

—Claro que no.

—Senos pequeño, coño no tan apretado y buena para las cogidas —finalizo abriendo el MacBook sin determinarla— ¿Qué más querías que conociera?

—Pero...

—Por cierto, trata de rodear usar más la lengua que los dientes en tu próxima mamada —solo es un consejo y en verdad que lo necesita.

—Eres un imbécil.

—Sí, cierra la puerta al salir.

Me recuesto en el respaldar de la silla viendo las cámaras encontrándola en el gimnasio bailando no sé qué.

Parezco un acosador, pero no me importa con tal de verla e imaginarme las maneras de romper el coño delicioso que tiene. Me tiene mal cuando no dejo de pensarla y desearla de tal manera; quiero alejarla. Sin embargo, ella es un imán de problemas y caídas que no rechazo porque me gusta todo de ella.

Las imágenes se van cortando como si fuera un hilo y toco los códigos para restaurar las escenas que contemplaba «¿Qué mierda?» muevo los tablones y vuelve arrojar denegado. Al instante aparece una imagen completa....

—Muy entretenido ¿no?

Juro que lo voy asesinar y hacer parrillada a los leones.

—¿Por qué carajos te metes donde no te llaman? —gruño y él bufa negando—Anda a joder a tu abuela y déjame en paz.

FalaciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora