Mis ojos se centraron sobre las decenas de papeles y recortes que estaban recolectados en aquella carpeta que veía por primera vez. Algunas páginas tenían resaltadores o flechas, y otras estaban con llamativos distintivos, como si la información hubiera sido organizada y recolectada cuidadosamente.
Tomé una hoja que tenía un presupuesto de salón, con bufet, mozos, todo incluido. Las cuentas estaban aclaradas en un margen, y el resultado total encerrado en un círculo de bolígrafo azul. Presupuestos como este había tres más, de diferentes salones de eventos.
Eso no era todo. Había varias impresiones de computadora, con listas y menús, que iban desde lo más caro y lujoso, a lo más simple y barato. Postres, aperitivos, recepciones, plato principal... había varios ejemplos de cada uno, y unos en especial estaban resaltados, como si fueran los favoritos.
Pasé a la siguiente página y me encontré con lo que parecían ser recortes de revistas de diseños de exteriores e interiores, orientados específicamente a eventos y... casamientos. Decoraciones, telas, arreglos florales, alfombras, arcos de madera, centros de mesa, sillas y mesas con elegantes manteles.
En toda la carpeta predominaba una cosa, y eso era el color amarillo, como si fuera un tema que fuera obvio que debía estar presente. Y fue algo que no me propuse cuestionar, pues, a mí también me parecía indispensable.
Cuando di vuelta una vez más a la siguiente imagen, tuve que cerrar la carpeta de súbito cuando me encontré con un collage de varios trajes formales y otro de vestidos blancos... de bodas...
Mis dedos comenzaron a temblar, en consecuencia, lo hizo también la carpeta que sostenía. Los nervios comenzaron a mellar en mi piel cuando comprendí que era aquello que tenía entre mis manos. Volteé, para mirar al chico que estaba junto a mí. Marcus tenía sus ojos puestos en los míos, se mantenía en silencio, analizando mi reacción y esperando una respuesta de mi parte.
Pero yo me quedé en silencio, más del debido o del que él podía esperar.
— Son sólo sugerencias... —aclaró, al ver que me había quedado muda a causa de la impresión.
Por supuesto que sabía que esto era un tema que en algún momento deberíamos tratar, pero siempre se había sentido tan lejano. Y ahora, que Marcus me había puesto esa carpeta en la mano, había abierto esa conversación que tanto temía.
¿Quería casarme con él?, por supuesto que quería, sino no tendría este anillo en el dedo, pero... querer no siempre significa ahora, ni tampoco el deseo de realizarlo se deshace de aquella sensación de miedo, preocupación e incertidumbre constante, que persistía en aquella antesala.
Era un paso muy grande para dar.
— ¿Esto...? — le pregunté, refiriéndome a la carpeta, sin poder nombrarla correctamente.
— La tengo desde hace bastante — confesó Marcus, pasando una mano por enfrente de mí para buscar la tapa de la carpeta y abrirla, comenzó a pasar las páginas hasta que pareció hallar la que estaba buscando en específico —, siempre me hizo ilusión pensar que un día llegaría el momento de discutirlo juntos...
— ¿Has pensado en esto incluso antes de proponérmelo? —le pregunté al descubrir que algunas hojas lucían bastante viejas, como si tuvieran varios años de estar allí guardadas, con su papel tornándose amarillento y con las esquinas dobladas y estropeadas.
— Mucho antes... — me informó con una sonrisa algo avergonzada en los labios, que logró acalorarme el rostro entero —, por ejemplo... este recorte fue el primero — me mostró una hoja arrugada de un pastel de bodas, tenía tres pisos de crema blanca y estaba finamente decorado con girasoles de azúcar y merengue. Era hermoso y delicado —. Tenía diez años cuando, viendo una de las revistas de mi madre, me encontré con este pastel de boda. Lo primero que pensé fue que lo quería en la nuestra...
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FLASHBACK III
Romance*ADVERTENCIA* Esta historia es la tercera parte de "FLASHBACK". Puedes encontrar las precuela en mi perfil.