Cerré la llamada cuando terminé de hablar.
Guardé el aparato en el interior de mi bolsillo, pero no pude estarme tranquila. Esa llamada me había puesto los nervios de punta, como si pudiera predecir que algo realmente malo estaba por suceder.
— ¿Todavía sigues aquí? — dije de repente al percatarme que Juno se había quedado sentada en el sillón, pendiente de mi conversación en el teléfono — ¿No tienes copias que hacer o algo? — le pregunté despectivamente.
Juno no me respondió con palabras. Sólo se limitó a recoger sus cosas del sofá y se marchó en dirección al segundo piso.
Bufé algo fastidiada. Que fuera Juno la primera persona que me encontraba al entrar a mi lugar de trabajo me colocaba de un humor terrible. Prefería encontrarme con el señor de la limpieza mil veces antes que, con esa sucia cucaracha, por lo menos el señor era amable y contaba unas anécdotas muy divertidas.
Me dirigí, sin mucho entusiasmo, hacia la sala de los computadores. Después del gran éxito del best seller, debí volver a esa insípida novela del espacio. Y ya sólo me restaban un par de capítulos para concluir con mi corrección.
Me senté frente a la computadora, coloqué el pendrive donde guardaba el manuscrito y continué la corrección del mismo desde dónde lo había dejado.
Fruncí el ceño mientras avanzaba en el desarrollo de la trama, ya había dejado el nudo detrás y se avecinaba el desenlace.
¿Qué diablos?
¡La mujer infiel resultó ser un alien hembra camuflado! ¡Era un sinsentido!, ¿por qué un alien pasaría tantos años en una nave enemiga diseccionando a los suyos?, de manera forzada el autor me sumergió en el pasado de la alien en sólo un par de párrafos para explicar que la extraterrestre se había enamorado del científico de la nave mientras él, el capitán en compañía de sus hombres realizaban una excursión a su planeta, y al mejor estilo de Ariel, la sirenita, le pidió a un chamán de su tribu una forma de reencontrarse con su amor a primera vista. Claro, la Úrsula marciana en vez de quitarle la voz le dio la posibilidad de poseer un cuerpo humano al azar. Y la extraterrestre se decidió por la doctora que, por cierto: ¡Ya estaba casada con el capitán! ¿Y el final? ¡La alien y su amante matan a su esposo y ambos viven felices en un planeta desconocido comiendo perdices espaciales!
— Qué ridiculez...
— ¿Sucede algo, Diana? — mi queja había llegado hasta Caleb, quien se había sentado en la computadora continua, sin que yo me percatara por estar sumergida en esa estúpida novela.
— La novela no era mala desde el principio, pero este final... terminó por convertirla en una completa basura.
— ¿Qué?, a mí me pareció un final lleno de acción y dramatismo. A los lectores les va a encantar.
Lo miré con la mandíbula desencajada. ¿Acaso habíamos leído la misma novela?
— La extraterrestre estuvo haciendo experimentos y torturando a uno de su misma especie durante años, sólo para poder tener un amorío con el científico. El protagonista era el capitán, sin embargo, la única que tuvo su final feliz fue la infiel y su amante.
Caleb pensó un momento en silencio.
— No creo que le haya sido infiel al capitán.
— Estaban casados.
— No, él estaba casado con la humana, no la extraterrestre, a pesar de que tuvieran el mismo cuerpo.
Lo miré extrañada.
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FLASHBACK III
Romance*ADVERTENCIA* Esta historia es la tercera parte de "FLASHBACK". Puedes encontrar las precuela en mi perfil.